El primer pleno de la legislatura en Galicia fue finalmente suspendido, tras una bronca sesión, en la que los diputados de Alternativa Galega de Esquerdas (AGE) tuvieron que ser llamados al orden en varias ocasiones –por gritos como "no tenéis ni puta idea de educación"– y su líder Xosé Manuel Beiras abandonó la cámara, mientras intervenía el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo.
Pero el momento de mayor tensión, que provocó la suspensión de la sesión parlamentaria, estaba por llegar. Un grupo de afectados por las preferentes de Nova Galicia Banco –entidad surgida de la fusión de las dos cajas gallegas Caixa Galicia y Caixa Nova– que se encontraban en la tribuna del Parlamento, invitados por el PSOE, comenzó a increpar a los diputados del PP y a los miembros del Gobierno gallego.
La presidenta de la cámara anunciaba la suspensión, y aumentaba la tensión y el tono de los gritos de los afectados, que lanzaron insultos y amenazas tales como "sois unos sinvergüenzas, unos terroristas, devolvednos nuestro dinero", "va a correr la sangre", "ayer un director de una sucursal fue apuñalado –en referencia a una agresión registrada en una sucursal bancaria de Bayona (Pontevedra)– es un aviso" o "tengo una escopeta".
Los diputados del PP decidieron abandonar el hemiciclo, mientras los de AGE jaleaban los insultos y las amenazas desde sus escaños. Los del PSOE, que habían invitado a los afectados, permanecían en sus asientos, y algunos de los del BNG subían a la tribuna a solidarizarse con ellos.
Paradójicamente estos tres partidos PSOE, BNG y AGE (escisión del BNG más IU) estaban en el Gobierno gallego cuando se dio el visto bueno a las opciones preferentes. La mayoría de las emisiones se produjeron cuando estos dos partidos eran responsables del Instituto Gallego de Consumo. Sin embargo, desde la campaña electoral han venido instrumentalizando la desesperación de los afectados, que han perdido sus ahorros, contra Feijóo y el PP.
En los pasillos del Parlamento y en declaraciones a los medios, algunos de los afectados, que en todo momento eran acompañados por la oposición, especialmente los diputados de AGE y BNG, que parecían competir por ser los más cercanos a los manifestantes, reiteraban sus amenazas, que, incluso, subían de tono.
Tal y como recoge Europa Press, uno de ellos, Argimiro Martínez, censuró la estimación de que sufrirán una quita del 40 por ciento. En su caso, va a tener que "dar al banco" 4.800 euros. "Lo que le voy a dar son 4.800 tiros" y advirtió de que "tengan cuidado" por si los afectados deciden "empezar a ir a sus casas". "A Feijóo lo vamos a tener controlado estas Navidades, a ver si viene por O Rosal", subrayó. "Que venga si tiene aquello que tiene un hombre, porque a lo mejor entra, pero veremos cómo sale", incidió, haciendo hincapié en que "sólo" conseguirá salir "si se lleva al ejército con él, que es lo que sabe hacer". "Son unos auténticos dictadores", finalizó.
Por su parte, otra de las manifestantes, Ana Belén Álvarez dejó claro que seguirá "protestando" y que no se dejará "amedrentar". "Vamos a hacer lo que podamos para conseguir nuestro dinero", avisó, remarcando que "si tiene que morir alguien o ir al cementerio, va a ir". "Nuestros cuartos los vamos a recuperar como sea, pero no en papeles ni en acciones, y no vamos a perder dinero", abundó, insistiendo en que "si tiene que haber sangre, va a haber sangre". "Que lo sepan estos grandes políticos", sentenció.