Tal día como hoy, 8 de enero, pero de 2011, Libertad Digital contaba en su portada lo que dijo el periodista Gabilondo en una entrevista en El Mundo: "He pedido perdón por mi ira contra Aznar".
Allí decía que no se arrepentía de "ninguna pregunta" pero sí "me arrepiento de algunos errores cometidos en directo. El más famoso es el del suicida del 11-M. No hay semana que en la calle alguien no se cague en mi padre por eso. No escurro el bulto, pero yo era el responsable del programa, no de la noticia". Tiene mala memoria el periodista ya que días antes había confesado que consideraba aquel programa del 11-M como uno de los mejores de su carrera.
En la entrevista también aseguró que "he pedido perdón por mi ira contra Aznar. Me ponían malo la Guerra de Irak y el tema de ETA. Eso de que yo estaba con los verdugos, en vez de con las víctimas por apostar por el diálogo, me ponía malo. Soy vasco y esas bromas no me gustan ni un pelo. Si él iba de juego sucio, yo también sabía hacerlo. Pero me arrepiento de mi ira, porque pude agudizar enfrentamientos".
Año y medio antes de estas declaraciones, el que por aquel entonces era presentador del informativo del Canal Cuatro confesó en un encuentro digital en el diario El País que después de apoyar todos los procesos de "diálogo" con ETA en los años anteriores, había "escarmentado" y no tenía "posibilidad alguna de recuperación".
Confesó que había llegado a una nueva opinión sobre la situación después de "un largo viaje" y lo dejó claro: "Aznar tenía razón y yo no. La solución de ETA está, pues, en la Policía, en los jueces, y sobre todo, en que la izquierda abertzale se ponga de pie y le diga a ETA que abandone definitivamente las armas. Sólo después podremos hablar de detalles técnicos y entonces el Estado podrá ser incluso generoso".
No fue en aquella entrevista del diario de Pedro J. Ramírez la única vez que Gabilondo lamentó su actitud contra el expresidente del Gobierno. Unos diez días después, en una entrevista con Buenafuente, dijo que se sobrepasó a la hora de opinar: "Yo siempre he procurado ser ecuánime, pero Aznar me sacó de quicio y le zurré hasta en el cielo de la boca". Aún así, dijo que "no me arrepiento de las cosas que dije de él, pero sí del tono airado que empleé".
No debía estar muy arrepentido porque tres meses más tarde, desde su videoblog de El País, volvió a arremeter contra el presidente de honor del PP. Fue después de que Aznar expresara en la Universidad de Columbia su opinión sobre la situación de la economía española y sobre las escasas posibilidades de España de pagar sus compromisos internacionales.
El periodista tachó las declaraciones de una "traición" que iba en contra de los intereses de España y de los españoles, en contra de la doctrina del PP y en contra de las empresas de las que era miembro. Declaró que "este hombre se está insubordinando cada vez con una capacidad mayor. Criticar la capacidad de España para pagar su deuda es una traición porque está en este momento jugando contra el esfuerzo que está haciendo el Gobierno para que el país pueda ser aceptado en los mercados y en los foros como un país solvente". Además se puso en la piel de Rajoy al decir que "no sabe qué hacer con él", un hombre "insubordinado que gusta de actuar libre, sin compromisos".