Tal día como hoy, 11 de enero, pero de 2011, Libertad Digital contaba en su portada la última ensoñación del entonces ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación: "Moratinos, convencido de que puede erradicar el hambre". Era el nuevo resurgir del ex ministro que presentó su candidatura a la Dirección General de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). Su propósito era claro: "Quiere erradicar la pobreza y el hambre en el mundo".
En declaraciones en la Embajada de España en Roma aseguró que su candidatura fue una decisión de José Luis Rodríguez Zapatero y se mostró muy convencido de conseguir la victoria gracias a que los años en su cargo le permitieron "un mayor acceso y diálogo con los representantes de todos los rincones del mundo".
Para defender su proyecto dijo que se iba a centrar en cinco objetivos fundamentales, pero que el primero de ellos era "erradicar la pobreza y el hambre en el mundo" para alcanzar "el primer objetivo de los Objetivos del Milenio" antes de 2015. Además, aseguró que erradicar el hambre en el mundo "no es una utopía" si se tienen "los medios y la capacidad" para alcanzarlo. Pero Moratinos justificó ese pensamiento de una peculiar manera al señalar que "si el hombre ha llegado a la luna" también "se puede eliminar el hambre en el mundo" y que él tenía "la fuerza política y moral" para alcanzarlo.
El 12 de abril de 2011 comenzó la campaña para ser director general de la FAO y Moratinos realizó su promesa electoral: "Reducir el hambre al 50% en 2015". Pero más allá de ese compromiso dijo que su eje central de actuación será "no reducir el hambre, sino erradicarlo, mediante la reforma de los recursos humanos y la de la cultura de la administración".
El día antes de la elección del director general de la FAO, Moratinos repitió que su compromiso "no es otro que erradicar el hambre en el mundo y garantizar la seguridad alimentaria ahora y para todos". Pero llegó el día de la votación y uno de sus rivales, el brasileño José Graziano Da Silva, fue nombrado nuevo director general de la FAO. El ex ministro español perdió por cuatro votos, Da Silva consiguió 92 votos y Miguel Ángel Moratinos 88.
Tras esta derrota, Moratinos trató de hacerse con el puesto de coordinador especial de la ONU para el Líbano, para el que hizo gestiones ante Ban Ki-Moon, pero el secretario general de las Naciones Unidas optó por el diplomático británico Derek Plumby. Más tarde, el ex ministro de Exteriores esperaba una llamada del nuevo presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, para hacerle "alguna propuesta de orden internacional".. El actual jefe del Ejecutivo nunca descolgó su teléfono para llamar a Moratinos y éste acabó en enero del año pasado incorporándose como consejero diplomático al Programa Nacional de Seguridad Alimentaria de Qatar, un organismo que busca reducir la importación de alimentos del desértico emirato, para así no depender de terceros países para su suministro básico. El que quería erradicar la pobreza en el mundo ha acabado trabajando en un país donde la pobreza no existe desde los años 60 y hablar de ella es delito federal.