El vicepresidente de la Fundación Ideas, Jesús Caldera, anunció este miércoles la destitución de Carlos Mulas como director tras el escándalo de la columnista fantasma, Amy Martin. Mulas mantuvo hasta el final la existencia de la supuesta articulista pese a que todo apuntaba a que, en efecto, era un nombre ficticio.
Se da la circunstancia de que el director de Ideas llegó a decir que "la había visto una vez", según recogía El Mundo cuando reveló el escándalo. Sin embargo, la versión que trasciende este jueves es muy distinta. Irene Zoe Alameda, la mujer de Mulas, ha emitido un comunicado en el que confiesa que ella es Amy Martin. Este era, dice, el pseudónimo utilizado para "firmar numerosos trabajos realizados para la Fundación Ideas y para el diario Público".
A lo largo de siete páginas, Irene Zoe Alameda lamenta que su marido se haya visto "vilipendiado" y afirma que Mulas "no tuvo conocimiento de que Amy Martin era un pseudónimo y no una persona real hasta bien entrado el día de ayer 23 de enero". Es decir: Alameda sostiene que nunca le reveló a su esposo que Amy Martin no existía y que era ella la autora de los artículos.
La doble personalidad de Alameda
Alameda, que utiliza la tercera persona para referirse a Amy en algunos puntos del comunicado, dice que los artículos "gustaron" en la fundación y "recibió un contrato y la petición de que emitiera facturas con IVA, algo imposible para una autora norteamericana". A eso achaca que su agente literaria emitiera las facturas de los trabajos que ella estaba publicando con el pseudónimo.
Dice Alameda que en su uso del pseudónimo llegó a mantener "conversaciones telefónicas con miembros de la fundación en las que encarné a Amy", le dio un rostro para ilustrar un libro y que fue negra de otros autores.
El logo de Amy
También defiende el logo de Amy y añade que lo diseñó ella misma "gratuitamente" y se lo cedió sin coste a la fundación "a modo de tributo".
Alameda insiste en que Mulas se enteró de toda la verdad este miércoles, cuando ella se decidió a confesar ante "la presión" que estaba sufriendo su marido, de quien dice que "es el hombre más honesto, trabajador y admirable" que ha conocido.
Añade, sobre los honorarios, que constan en su declaración de la renta y está dispuesta a devolverlos si lo pide la fundación.