Susana Díaz, la consejera de Presidencia e Igualdad, secretaria general del PSOE de Sevilla y futura presidenta de la Junta de Andalucía cuando el actual jefe del Ejecutivo, José Antonio Griñán, haga oficial su renuncia al cargo, ha sido proclamada candidata del PSOE a la presidencia del Gobierno regional.
Después de que el acelerado proceso haya prácticamente solapado su proclamación como candidatura con su futura investidura como presidenta, que llegará previsiblemente en septiembre, Díaz se ha esforzado en lanzar un mensaje de "unidad" tras el teatro de las primarias y en convencer de que su objetivo es terminar la legislatura con el apoyo de IU.
Su deseo, ha dicho, es "fortalecer la unidad y la cohesión" del Gobierno autonómico en las primeras decisiones que tome a principios del curso político dentro del gobierno "progresista y de izquierdas" formado por socialistas e IU.
Ante el Comité Director del PSOE-A celebrado para ratificarla como candidata, Díaz se ha fundido en efusivos abrazos con Griñán y el vicesecretario general del PSOE-A, Mario Jiménez, y ha recibido un largo aplauso de los cientos de socialistas presentes en el acto.
Con la voz entrecortada en los momentos iniciales de su discurso, Díaz ha agradecido a los socialistas que la avalaron y también a los que no lo hicieron, según ha dicho. Sus principales palabras de agradecimiento, no obstante, fueron para su mentor. "Pepe es un hombre íntegro, honesto", dijo. Unas palabras que llegan con Griñán al borde de la imputación en el caso de los ERE, un escándalo que pese a haber desencadenado el proceso sucesorio, no ha merecido ni un comentario por parte de la socialista.
La Junta, con "mirada de mujer"
Díaz se ha limitado a insistir en la "transparencia y claridad" que, en su opinión, han caracterizado este proceso. "Los ciudadanos entenderán cómo hemos actuado en este mes de julio", ha indicado. Sobre su próxima etapa en el Gobierno, cuando la vote el PSOE en la cámara andaluza, Díaz ha hablado de "un nuevo tiempo", "con nuevos retos y nuevas formas", y también de una época "dura". No aludía a la corrupción o a la precaria situación interna del partido, sino a la crisis económica y sus efectos en los andaluces.
El final del discurso ha sido para subrayar que una mujer se hará cargo del gobierno andaluz: "Lo menos importante es que sea yo, sino que el PSOE-A vaya a apostar porque la Presidencia de la Junta tenga rostro y mirada de mujer y que sea el PSOE-A el partido que ha conseguido romper barreras y techos de cristal en Andalucía". Poco antes, Griñán había ensalzado a Díaz por el mismo motivo: que una mujer vaya a sucederle y que haya una presidenta andaluza por primera vez.
Razones "biológicas", "familiares", "políticas"...
Le ha precedido en el turno de palabra José Antonio Griñán, que ha proclamado ante sus compañeros que deja un partido "más unido y reforzado" –"aun en la crítica hemos hecho piña"- y ha pedido el mismo apoyo para Díaz que ha tenido él. Griñán ha asegurado que se va "ligero de equipaje", que nunca ha anhelado "el poder por el poder" y que han sido razones "biológicas, personales y familiares", así como también "políticas", las que le han aconsejado "hacer hueco y dar un paso atrás" para impulsar la renovación generacional en el partido.
"Os dije el 2 de julio que nada iba a condicionar nuestra agenda. Nadie nos ha cambiado el guión pero es posible que nosotros hayamos cambiado el guión para muchos otros", ha afirmado Griñán en la única frase que permitía interpretar una alusión a la investigación de la juez Alaya y cuando se señala al escándalo de los ERE como motivo último de su paso atrás. El todavía presidente andaluz ha destacado "la autonomía" de su partido, "un principio irrenunciable" del PSOE y también ha tenido palabras para el cargo que ahora deja: "No hay un honor más alto que representar a la tierra que más amo".