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Grave cogida de Morante de la Puebla en Huesca

Fue operado de urgencia en la plaza de toros de Huesca tras ser empitonado por un toro de Gerardo Ortega, de nombre "Oloroso".

Fue operado de urgencia en la plaza de toros de Huesca tras ser empitonado por un toro de Gerardo Ortega, de nombre "Oloroso".
Grave cogida de Morante

El torero sevillano José Antonio "Morante de la Puebla", herido ayer en Huesca, se encuentra estable pero con pronóstico reservado ingresado en el Hospital San Jorge de la capital oscense, desde donde será trasladado esta mañana a la Clínica Quirón de Zaragoza.

Así lo han informado a Efe fuentes del Gobierno de Aragón, quienes han indicado que el torero ingresó ayer en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital San Jorge y que este mismo domingo por la mañana será trasladado a la Clínica Quirón, en la capital aragonesa.

"Morante de la Puebla" resultó herido este sábado en el primer festejo de la feria de Huesca y fue operado en la enfermería de la plaza de una cornada de pronóstico grave con tres trayectorias en el muslo izquierdo, han informado a Efe fuentes sanitarias.

Durante la larga intervención, de alrededor de tres horas, el diestro ha sido sedado con "anestesia local inhaladora" para proceder a la "reconstrucción de la masa muscular y dérmica, suturar las tres trayectorias y colocar un vendaje compresivo".

El torero tuvo que ser operado en la enfermería de la plaza de una cornada de pronóstico grave con tres trayectorias en el muslo izquierdo. "La primera trayectoria es ascendente que diseca el fémur en la cara anterior hasta trocante mayor de unos 30 centímetros; otra ascendente hacia arriba y hacia adentro hasta la región inguinal de 15 centímetros; y la tercera ascendente y hacia afuera y hasta la línea del fémur de otros 20 centímetros", recoge el parte médico que firma el doctor Daniel Vacas.

Durante la larga intervención, de alrededor de tres horas, el diestro fue sedado con "anestesia local inhaladora" para proceder a la "reconstrucción de la masa muscular y dérmica, suturar las tres trayectorias y colocar un vendaje compresivo"

Enrique Ponce abrió hoy la Puerta Grande de la plaza de toros de Huesca, en el primer festejo de su feria de San Lorenzo, mientras que José Antonio "Morante de la Puebla" cayó gravemente herido en el muslo izquierdo por su primer toro.

Corrida

Lo que prometía ser un interesante mano a mano entre Ponce y Morante se quedó en una encerrona improvisada del primero de ellos, saliendo, a la postre, bien parado ya que supo aprovechar la ocasión y cortar las orejas que se ganó para salir a hombros de una plaza que con un lleno total, tuvo otro protagonista, en lo negativo, "Morante", que se cobró una cornada fuerte pero limpia.

En el primero del lote que correspondió a Ponce no pudo hacer nada ya que fue el más flojo del encierro, resultando un manso de solemnidad que además se caía por lo que lo despachó pronto sin obtener ni merecer nada.

El segundo, un toro de 453 kilos, huidizo y de nombre "Oloroso", lo recibió Morante con ganas de hacer cosas, y lo cierto es que se lució desde el principio con buenas verónicas en el capote. Después se fue a los medios y también le sacó buenos pases naturales y de pecho.

Cuando mejor se encontraba el torero, ajustándose y arrimándose mucho al toro, tal vez en un descuido, en el tendido de sol cinco, fue cogido en el muslo izquierdo, inundando la plaza de miedo hasta que pudieron retirarle a la enfermería, para ser operado de urgencia en la misma plaza.

Seguidamente el toro fue matado por Ponce que recibió la oreja del toro para su compañero Morante. A partir de la cogida grave de Morante, y con el susto de todos los aficionados en el corazón, todo el peso de la corrida pasó para Ponce, y la verdad es que sacó su repertorio y provecho a unos toros, de poco peso y que, aunque escasos de fuerzas, cumplieron y no se vinieron abajo.

En el tercero, Ponce toreó con temple y sabiduría, aunque sin exponer mucho, sacando pases de todo tipo para el agrado de los espectadores, que veían con buenos ojos lo que hacía el matador en la plaza. Una entera le hizo acreedor de dos orejas y coger confianza de cara a los tres últimos toros que aún le quedaba por matar.

El cuarto, toro que no estuvo mucho por la labor de colaborar, Ponce quiso sacarle pases y lo consiguió con varios redondos que agradaron el público sobre todo de sol, muy bullicioso, pero con la espada no tuvo fortuna.

Como en la corrida se alternó lo bueno y lo malo, en el quinto tocaba hacer cosas interesantes y Ponce, que ya estaba entregado a los toros y al público, y dispuesto a abrir la Puerta Grande, echó toda la carne en el asador, y, de principio a fin, estuvo bien tanto con el capote como con la muleta.

Si a esto se añade que mató de una entera, las dos orejas que le concedió el presidente ya le servían para redondear una buena tarde, y de paso abrir la Puerta Grande en la primera de feria y desquitarse de actuaciones anteriores en el coso oscense donde no tuvo la oportunidad de sacar tanto provecho.

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