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Las especulaciones sobre el desarme de ETA centran el inicio del curso político vasco

La banda podría estar dispuesta a entregar parte de sus armas para mejorar la situación de sus presos. Sortu, protagonista de los cantos de sirena.

La banda podría estar dispuesta a entregar parte de sus armas para mejorar la situación de sus presos. Sortu, protagonista de los cantos de sirena.
Aquelarre proetarra en las fiestas de Tolosa en 2012. | LD

La banda terrorista ETA y su entorno comienzan a impacientarse casi dos años después de que hiciesen público el comunicado en el que se anunciaba el alto el fuego definitivo, es decir, que dejaban el uso del asesinato, el secuestro o la extorsión, entre otras actividades ilícitas, para lograr su objetivo. Y es que no han conseguido abrir ese escenario planeado de negociación con el Gobierno para intercambiar paz por presos y un nuevo estatus político para el País Vasco y Navarra.

El Tribunal Constitucional regaló al entorno de ETA la legalización de Sortu antes de que la banda hiciese su comunicado de alto el fuego definitivo. Pese a que es un hecho importante, no deja de ser relativamente menor para ETA y sus acólitos, teniendo en cuenta que llevaban años burlando la Ley de Partidos a través de franquicias electorales y coaliciones de todo tipo, como fueron y son el PCTV, ANV, Iniciativa Internacionalista, Bildu, Amaiur y EH Bildu.

El análisis que realizan es que nada ha cambiado desde que abandonaron el uso de las armas hace casi dos años. Más de 700 presos de la banda siguen cumpliendo condena en prisiones de España y Francia sin que haya visos de una posible amnistía que les saque de allí, y los miembros en libertad de la banda ven como son perseguidos por todos los países de Europa y su comisión negociadora fue expulsada de Noruega a principios de año.

Es por ello que la banda terrorista habría tenido que pasar en su estrategia del "paz por presos y negociación" al "armas por presos y negociación". De hecho, las especulaciones sobre el posible desarme de ETA han centrado el debate político vasco durante los meses de verano, sólo alterado por el mayor ruido que han provocado algunos días los intentos de ETA y sus acólitos de patrimonializar algunas de las principales fiestas locales, con el objetivo de seguir reivindicando su tétrico espacio en la calles del País Vasco.

Estos rumores y declaraciones políticas sobre el posible desarme de ETA no son nuevos. Una situación parecida a la actual ya se vivió a finales de febrero de este año, cuando el grupo de verificadores internacionales apadrinados por el mediador sudafricano Brian Currin estuvieron en el País Vasco reuniéndose con casi todas las formaciones políticas vascas -salvo PP y UPyD-, sindicatos y organizaciones sociales de casi todos los espectros ideológico -tampoco se reunieron con víctimas del terrorismo-.

En aquella ocasión fueron los propios verificadores internacionales los que se encargaron de arrojar un jarro de agua fría sobre los que pensaban que la posibilidad de ese desarme era real, al afirmar uno de sus portavoces, el finlandés Ram Manikkalingam, que esos rumores "no se ajustan a la realidad" y que no manejaban "ninguna información" de que la banda terrorista tuviese en ese momento intención alguno de desarmarse.

Desarme real o ficticio

Si finalmente ETA decide dar el paso, desde las Fuerzas de Seguridad del Estado consideran que los terroristas podrían utilizar diversas formas para llevarlo adelante. El primero elemento a tener en cuenta es si lo harían ante alguien o no. Es decir, si utilizan a los mediadores internacionales como notarios de los hechos o si, por el contrario, no utilizan a nadie, y deciden hacer público un vídeo, por ejemplo, en el que se observa como destruyen o inutilizan una parte de su armamento. Otra opción sería hacer público el emplazamiento de los zulos con el armamento que quisiesen entregar, con el objetivo que fuesen las Fuerzas de Seguridad las que fuesen a recoger esas armas.

Importante en este caso sería analizar qué tipo de material entregan los terroristas de ETA, puesto que no sería lo mismo que entregasen parte del material obsoleto que conservan en zulos a los que no acceden, por las circunstancias que sean, desde años a que entregasen material en perfecto estado, como deberían ser los explosivos robados durante la negociación entre la banda terrorista y el Gobierno Zapatero en Grenoble (Francia) o los revólveres sustraídos durante esa misma época en la localidad gala de Vauvert.

De igual modo, desde las Fuerzas de Seguridad reconocen que tampoco tendría el mismo significado que ETA señalase públicamente zulos que llevan años siendo controlados por las Fuerzas de Seguridad y a los que los propios terroristas no se acercan porque lo saben, que otros con material reciente, armas y explosivos en buen estado y ubicado en zonas no utilizadas habitualmente por los terroristas y cuya existencia podrían no ser ni intuida por los expertos antiterroristas.

Sea como fuere, las fuentes consultadas consideran muy improbable que ETA lleve a cabo un desarme completo en próximas fechas y consideran que de hacer algún tipo de gesto abogaran por, o bien volver a plantear públicamente su disposición al desarme e implicar en ello a los verificadores internacionales, o bien por entregar material obsoleto y zulos "quemados" -detectados por los agentes antiterroristas- que no tengan un valor real para ellos.

Cantos de sirena batasunos

Los principales protagonistas de estos cantos de sirena en las últimas semanas han sido los propios dirigentes de Sortu, sus socios en coaliciones como Bildu-Amaiur-EH Bildu y algunas de las voces que están apoyando la apertura de un proceso de negociación política desde asociaciones o colectivos que se promocionan falsamente como equidistantes entre victimas y victimarios.

Pernando Barrena, portavoz de Sortu y veterano dirigente de Batasuna-ETA, fue uno de los primeros en abrir fuego, al decir a principios de agosto que la organización terrorista tenía "total disponibilidad" para "dejar fuera de uso todo su arsenal". Pocos días después insistía en que "cabe pensar que en breve, en semanas, tendremos noticias sobre el desarme de ETA".

También el presidente de la formación proetarra, Asier Arranz, habló del tema en varias ocasiones. En la primera de ellas, se mostró convencido de que habrá "más pasos" de ETA en los próximos meses para avanzar hacia su desarme. En la siguiente puso condiciones: "el desarme de ETA tiene que producirse mediante un proceso organizado y monitorizado, lo que requiere que el Gobierno tome parte".

Entre medias de ambos dirigentes proetarras también habló Paul Rios, cabeza visible de Lokarri, la asociación vasca que ha apadrinado desde hace años al mediador sudafricano Brian Currin y a su grupo de verificadores internacionales, quien dijo tener la sensación personal de que ETA aceptaría discutir sobre su desarme y desmantelamiento con los agentes políticos y sociales vascos implicados en el denominado proceso de paz, en vez de hacerlo con el Gobierno de España.

El líder de Aralar, Patxi Zabaleta, uno de los socios electorales del brazo político de ETA en coaliciones como Amaiur o EH Bildu, dijo que "ETA debe realizar el desarme de la misma manera que realizó el cese en el uso de la violencia, de manera unilateral" y añadió que después debe convertirse en una organización civil "como lo fue en su origen". Añadió, como no podía ser de otro modo, que el Gobierno central debería premiar ese desarme con una amnistía para los presos de ETA que cumplen condena.

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