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González y Feijóo no consentirán "cambiar independencia por dinero"

Habrá conflicto interno si Rajoy favorece económicamente a Mas. "Nadie lo ve bien", según Feijóo. "Totalmente inaceptable", advierte González.

El desafío catalán amenaza con provocar un nuevo terremoto interno entre Mariano Rajoy y sus barones regionales, que ya se revolvieron -y de qué forma- a propósito del déficit a la carta. El temor, hasta la fecha transmitido en privado, de que el presidente esté ofreciendo un marco económico ventajoso a Artur Mas fue hecho público por dos de los líderes regionales con más peso político y económico del PP.

Primero Ignacio González (Madrid) y, pocos minutos después, Alberto Núñez Feijóo (Galicia) marcaron una línea roja muy clara con respecto a esas negociaciones de las que mucho se especula y poco se sabe en realidad. Aunque, oficialmente, el Ejecutivo niega contactos bilaterales para abordar el modelo de financiación, en los bastiones populares son más que reacios: "Parece que algo se cuece", en voz de uno de ellos.

El presidente madrileño no dudó en romper el silencio reinante en el PP con una clara advertencia a Rajoy: "Intentar apaciguar determinadas reivindicaciones soberanistas con compensaciones económicas es una equivocación", afirmó en una entrevista en esRadio. González asegura que no consentirá tratos diferenciados y para avalar su firmeza recordó que ya se negó a aceptar, ante Cristóbal Montoro, distintos objetivos de déficit dependiendo de la comunidad.

Madrid está a favor de que el sistema de financiación se revise, pero en una mesa en la que se sienten todas las regiones. Cualquier otro marco contará con su rechazo explícito: "Cambiar independencia por dinero me parece una cosa totalmente inaceptable", destacó, para calificarlo como "malo para España" en su conjunto.

Así se lo ha transmitido, en privado, tanto a Rajoy como al propio Artur Mas, pero de las respuestas de González se desprende su recelo de que en los contactos se esté hablando de dinero: "Parece que quieren un concierto" pero "eso es imposible" e "inviable", se contestó con contundencia. Este periódico ya avanzó la semana pasada cuál era la estrategia del Gobierno para intentar parar las ansias separatistas de la Generalidad: "Quieren más dinero y en esas estamos", radiografió nítidamente un ministro.

Feijóo, en contra de "los tratos diferenciados"

González no fue el único en enarbolar la bandera de la igualdad entre regiones. En TVE, el barón gallego se sumaba a la advertencia a su jefe de filas: "Nadie ve bien los tratos diferenciados", aseguró, apelando a la solidaridad nacional. "Hay que ayudar a todos de la misma forma porque los ingresos no llegan", justificó.

A micrófono cerrado, varias autonomías se sumaron a este descontento y afirmaron estar en alerta ante los movimientos de Moncloa. Además, aseguran que en privado han dejado claro que no consentirán "tonteos" con la Generalidad. No obstante, también están quienes creen que Rajoy "sabe dónde están los límites" y no ofrecerá a Cataluña nada que esté al margen de la ley.

González alerta del "efecto contagio"

En todo caso, el diagnóstico de mayor profundidad vino de la mano de González, que rompió un segundo tabú al llamar a la "contundencia" frente a Mas en un momento en el que cada vez se discute más la ambigüedad manifiesta en la carta de Rajoy. En su opinión, hay que diferenciar entre "dificultades económicas" y las "reivindicaciones soberanistas", y a partir de ahí decir a Cataluña "claramente no" sobre todo lo que vaya en contra de la Constitución y demás reglas de juego.

González fue especialmente claro en este sentido: "Estoy absolutamente en contra de permitir estos desafíos. Hay que decirles claramente que no y no se puede dejar abierta ninguna puerta porque eso es peligroso", defendió en relación a los términos con los que se expresó José Manuel García Margallo.

El presidente madrileño alertó que no ser contundente puede provocar un "efecto contagio terrible", y puso ejemplos: tanto Bildu (en el País Vasco) como el BNG (en la Galicia de Feijóo) ya están empezando a copiar el mensaje, a su juicio, aprovechando la falta de un discurso firme. Y de ahí que, apartando los miedos de ir hablar claro –algo tan extendido en los cuadros del PP-, aún le dijo al presidente del Gobierno: "Hay que cortar radicalmente" el debate secesionista y "no dar la más mínima posibilidad".

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