Mercedes Alaya, objeto de presiones por parte de políticos socialistas, de la Junta de Andalucía e incluso del poder judicial, ya ha visto en alguna ocasión cómo su aspecto físico es utilizado por sus críticos para desacreditar su investigación de la trama de los ERE. Este viernes, la juez ha vuelto a ser objeto de un ataque con menciones a su físico, pero en esta ocasión no ha venido de la clase política, sino de una mujer, la escritora Almudena Grandes, autoproclamada feminista pero que no duda en hablar del "maquillaje" y la "estética" de la magistrada para utilizarlo en su contra.
En la columna que escribe para la Cadena Ser –"cada semana Almudena Grandes nos ayuda a pensar", subtitula la emisora-, la escritora deja párrafos como éste:
Era la mujer perfecta. Por su tenacidad, por su resistencia, por su peluquería, por su maquillaje, por su habilidad para combinar prendas y complementos al entrar en su juzgado como si avanzara por una alfombra roja. Abanderada de una feminidad empachosa, su estética empezó a inquietarme mucho antes que su ética.
Continúa Grandes diciendo que "una madre de familia, con un empleo exigente, cuyo rostro jamás revela el menor signo de cansancio físico a las ocho de la mañana, o no es humana, o no es de fiar". Tras estas afirmaciones, empieza por fin a hablar de aspectos estrictamente profesionales sobre la juez, por la prescripción de varios delitos del caso Mercasevilla durante la instrucción. Pero son sólo unas líneas: al final, después de acusar a la juez que está contribuyendo a esclarecer el entramado de los ERE de actuar al "dictado del gobierno", Grandes vuelve a referirse a su aspecto:
"Al menos, la verdad sobre Alaya reconfortará a las mujeres imperfectas de España, todas esas madres con ojeras que salen de casa sin haber tenido tiempo para peinarse, y se pintan de mala manera en la parada del autobús".