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El 2013, el año más duro para José Ignacio Wert

El 2013 pasará a la historia de la educación española por la aprobación de su séptima reforma. Y para Wert como uno de los años más duros.

El 2013 pasará a la historia de la educación española por la aprobación de su séptima reforma. Y para Wert como uno de los años más duros.

Año agridulce este 2013 para José Ignacio Wert; quizá con más notas amargas que azucaradas. Por fin se aprobó la Lomce, su reforma educativa, la Ley Wert; la séptima en democracia. Y lo hizo con cero apoyos, a excepción de su grupo parlamentario (el PP). Y con el compromiso en firme y por escrito de la oposición de derogarla cuando cambie el color político del Gobierno. Por el camino, críticas de la práctica totalidad de los sectores educativos y políticos, tres huelgas y cientos de manifestaciones y concentraciones.

Quizá por no avivar fuegos, ya de por sí intensos, de manera innecesaria, el ministro de Educación rebajó el tono de sus manifestaciones. Lejos quedaron comentarios como "soy como el toro bravo, que se crece ante el castigo" o sus muestras de interés acerca de "españolizar a los niños catalanes". Tan sólo unos micrófonos en los pasillos del Congreso hace unas semanas captaron su queja,"esto es una jungla y yo sin machete", que sería utilizada contra él por la oposición el día en que se debatía en el Congreso su reprobación presentada por el PSOE.

La Lomce

Cinco Conferencias Sectoriales, varias Comisiones de Educación, rondas de contactos con todos los grupos políticos y asociaciones (como las defensoras del bilingüismo), así como meses de debate y propuesta de enmiendas después, se aprobó la Ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa, que no termina de satisfacer a nadie. Cataluña ha sido la comunidad autónoma más beligerante con la norma, y sus representantes políticos ya han avisado de que no aplicarán la ley, por atacar la inmersión lingüística y la distribución competencial, y de que acudirán al Tribunal Constitucional. País Vasco y Andalucía también se han manifestado en similares términos. Por el contrario, las asociaciones partidarias de la libertad de elección de lengua tampoco han quedado del todo satisfechas. Consideran que la fórmula que se emplea en la Lomce es un parche, que no resuelve el problema. De la misma opinión es UPyD, que además critica que ésta vuelve a ser una ley de partido, así como el "disparate" de mantener a "toda costa" las cuotas del Estado y las comunidades autónomas en la definición curricular o el "sacrificio" que sufre la Filosofía. Y es que esta asignatura no se estudiará en 4º de la ESO y deja de ser obligatoria la Historia de la Filosofía en 2º de Bachillerato.

Parecida suerte estuvieron a punto de correr las Matemáticas. Durante la tramitación de la Lomce en el Congreso, el PP unificó los Bachilleratos de Humanidades y Ciencias Sociales. Fue en este paso cuando, a través de una enmienda de los populares, la asignatura perdió su condición de obligatoriedad. Y así llegó al Senado, donde nadie le ponía remedio hasta que organizaciones de científicos y matemáticos levantaron la voz ante semejante despropósito. Y es que un estudiante podía llegar a la facultad de Economía, Administración y Dirección de Empresas o Magisterio sin haber tocado esta materia los dos últimos años de Bachillerato. Finalmente, los populares consiguieron solucionarlo a través de una enmienda que fue aprobada gracias al resto de grupos.

Las becas generales y las Erasmus

En paralelo a las críticas hacia la reforma educativa se han sucedido las protestas por los intentos de modificar las becas. José Ignacio Wert cree profundamente, y así lo ha manifestado varias veces, en la necesidad de que el alumno becado responda al esfuerzo económico que la sociedad realiza para que él siga estudiando. Por eso, decidió cambiar los criterios necesarios para obtener una beca; esto era: elevaba la nota media exigida para obtener esa ayuda en Bachillerato del 5,5 (tal y como ya estaba el curso pasado) al 6 y la de acceso a la Universidad (gratuidad de las tasas) del 5,5 al 6,5. Finalmente la presión política de los suyos hizo que diera marcha atrás. Y así quedó definitivamente. Además, el ministro anunció en verano un aumento de las ayudas universitarias de un 20%.

Pero si ha habido una polémica fuerte que afectó de lleno a su ministerio y que llegó incluso a Europa fue la producida con las becas Erasmus. Educación estableció a través de una orden, publicada cuando los participantes en el programa de este curso ya se habían marchado a Europa, que para que pudieran recibir la aportación complementaria que les da el Estado – unos 150 euros al mes- tenían que haber sido a la vez adjudicatarios de una beca general el pasado, es decir, haber estado exentos del pago de la matrícula. Ante el revuelo causado cuando esta decisión se hizo pública, el ministerio rectificó y dejó las cosas tal y como estaban; eso sí, especificó que sólo podía garantizar que esto siguiera siendo así durante este curso.

No obstante, cuando las aguas parecían volver a su cauce, el embrollo formado fue aún mayor. Un portavoz del ministerio afirmó que España saldría perjudicada con el nuevo modelo de reparto de estas ayudas que estaba elaborando Bruselas. Llegaría menos dinero a España porque cambiaba el sistema de reparto: ya no sería en función del número de universitarios sino del de habitantes de cada país. El portavoz comunitario de Educación, Dennis Abbot, contestó en duros términos a su homólogo español, palabras que más tarde también serían matizadas. No obstante, Educación se reafirmaba en lo explicado: los cambios de la UE perjudican a los erasmus españoles. Eso sí, negaban que nadie del ministerio hubiera dicho que España recibiría menos dinero de Europa.

En mitad de semejante tormenta educativa y política, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, salió a la palestra para apoyar pública y claramente a su ministro de Educación. No le destituirá, ni tampoco parece que Wert tenga prisa por marcharse. "No voy a seguir en política y no tengo miedo al coste de mis ideas", dijo Wert antes del verano, vinculando su futuro político a la Lomce. Cinco meses después, y ya con la reforma educativa aprobada, afirmó: "Yo sólo tiro la toalla, con cierto desorden, al salir de la ducha". Sobre la mesa, aún y en estado embrionario, dos reformas importantes en materia de Educación: la universitaria y el Estatuto del profesor.

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