Tal día como hoy, 4 de febrero, pero de 2012, Libertad Digital contaba en su portada que la extensita reclamó a su familia los 45 millones que, según ella, había ganado en sus 17 años de carrera y de los que jamás disfrutó. En el libro Arantxa ¡Vamos! Memorias de una lucha, una vida y una mujer contó que el tenis había sido su vida, pero también que la relación con su familia estaba rota por problemas económicos.
Decía en sus memorias que tras 17 años en las pistas, con raqueta en mano y alejada de toda la vida social, se retiró "para conquistar su libertad". De su padre dijo que se encargaba de administrar y gestionar sus intereses: "Mensualmente me otorgaba una cantidad de la que yo le daba cuenta puntual".
Tras la retirada llegó la sorpresa y la decepción porque, según ella, en toda su carrera "ganó 45 millones de euros", una cifra de la que no disfrutó nunca. Además, denunció que "me han dejado sin nada, estoy endeudada con Hacienda y mis propiedades son muy inferiores a las que tiene por ejemplo mi hermano Javier, que a lo largo de su vida ha ganado mucho menos que yo".
El abogado de la extensita declaró que Sánchez Vicario tenía deudas y por eso quería recuperar su patrimonio, que gestionó su padre durante 15 años. Según el letrado, el padre dejó deudas "que ahora Arantxa tiene que arrastrar" y se le impedía disponer de su patrimonio para poder saldarlas.
Tras las ampollas levantadas por la polémica, la tenista leyó un emotivo comunicado para dar explicaciones sin tocar el tema económico, que "está en manos de mis abogados" y centrándose en la relación con su familia. Respondiendo a algunas críticas, aseguró que "no es desgraciada", pero que sus padres "han ejercido un control y protección que me han anulado en muchos momentos cruciales de mi vida".