"ETA se encuentra en los minutos de la basura". Esta expresión, utilizada en el deporte estadounidense para referirse al tiempo de relleno de un partido, cuando el resultado está totalmente decidido y los entrenadores quitan a sus estrellas para dar minutos a jugadores inusuales y foguear novatos, fue la utilizada hace pocos días por un alto cargo de la lucha contra el terrorismo para definir la situación actual de ETA. "El único peligro es que alguien decida regalarles la victoria en el tablero político", apostilló después.
Siempre en privado, ninguno en alto y en público, los mandos de las Fuerzas de Seguridad coinciden en que la operatividad de la banda terrorista "está agonizando", que está a años luz de lo que fue en los años ochenta, los conocidos como años del plomo, pero recuerdan que eso no significa que hayan perdido al cien por cien su capacidad para matar y aumentar el historial sangriento de la organización. "Otra cosa es que quieran o les interese hacerlo", apuntan.
La prudencia de estos mandos de Guardia Civil y Policía Nacional no la sigue el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, que lleva meses asegurando en público que ETA está totalmente "derrotada". "Ya no hay comandos operativos", decía el pasado en un acto en la sede del diario La Razón, debido a lo cual "no se puede actuar contra lo que ya no existe". "Está en fase terminal", ratificaba ante los principales mandos de ambos cuerpos.
Los responsables de Interior y las Fuerzas de Seguridad saben que hay casi 150 terroristas de ETA huidos de la Justicia, pero no saben a ciencia cierta cuántos forman parte actualmente de la estructura armada de la banda. Son conscientes de que la ETA lleva varios años rechazando en su seno a todo proetarra que cruza la frontera francesa huyendo de la Justicia, algo que no pasaba en los ochenta y noventa. Algunas informaciones apuntan a que la banda tendría ahora una infraestructura operativa compuesta por entre 15 y 30 etarras, pero tampoco son seguras.
El triunvirato que dirige ETA
Lo que sí tienen claro es quiénes son en estos momentos sus máximos responsables: José Antonio Urruticoechea Bengoechea Josu Ternera, Irache Sorzábal Ezpela y David Pla Minzo. Los tres estuvieron durante meses en Oslo esperando a que el Gobierno español enviase un negociador a sentarse con ellos. Finalmente, terminaron siendo expulsados por el Gobierno de Noruega.
La cuantificación del arsenal de la banda terrorista también es tarea arduo complicada, incluso desde las propias Fuerzas de Seguridad reconocen que sólo se pueden hacer especulaciones. Les resulta imposible controlar el armamento que ETA puede comprar en el mercado negro o los utensilios para matar que ellos mismos se pueden fabricar, aunque sí tienen algunas pistas en función de la documentación que van incautando y de los robos que han perpetrado en los últimos años los terroristas de ETA.
Así, las sospechas es que el arsenal de armas cortas de la banda terrorista podría estar actualmente en alrededor de 500 unidades. La gran mayoría de ellas provendrían del robo a una fábrica de armas perpetrado en la localidad francesa de Vauvert en octubre de 2006, en plena negociación con ETA del Gobierno Zapatero y cuando los supuestos informes de verificación del Ministerio del Interior español decían que la banda no estaba realizando ningún tipo de acción de reabastecimiento.
En aquel robo, los terroristas se llevaron algo más de 400 armas, en su mayoría revólveres de la marca Smith & Wesson y algunas pistolas. Las operaciones antiterroristas de las policías españolas y francesas han permitido desde entonces incautar casi 150 armas de ese robo. Además, los investigadores saben por la documentación incautada a ETA que también tienen en su poder pistolas semiautomáticas Sig Sauer, pistolas FN Herstal y pistolas de la marca Star.
Armas cortas, armas largas y explosivos
En cuanto a las armas largas se refiere, las Fuerzas de Seguridad tienen datos de que los terroristas tienen escondidas unas 300 unidades, entre las que se encuentran escopetas Franchi, subfusiles UZI y algún rifle de francotirador con mira telescópica, aunque llevan muchos años sin ser utilizadas y es posible que algunas, incluso, se encuentren en tan mal estado que no puedan utilizarse.
Pese a este recuento más o menos acertado del posible número de armas que ETA tiene en su poder, los investigadores son conscientes que la cifra final puede variar de forma sustancial si la banda terrorista ha vendido durante los últimos años con el objetivo, por ejemplo, de financiar su propio mantenimiento.
La cantidad de explosivo que sigue en poder de los terroristas también es una incógnita. Por la documentación incautada y por lo encontrado en las operaciones antiterroristas en los últimos años, las Fuerzas de Seguridad creen que ETA tiene en su poder abundante material para fabricar explosivo, varias toneladas en total, como nitrometano, pentrita, clorato sódico o polvo de aluminio, pero desconocen asimismo el estado de conservación en que se encuentra el mismo.
Dan por hecho, asimismo, que también tendrán el material necesario para completar las bombas a las que adosarían ese explosivo, es decir, detonadores, cordón detonante, dispositivos iniciadores, cajas de conexiones eléctricas, dispositivos lapa y dispositivos de radiofrecuencia, tanto de emisión como de recepción, entre otras cosas.
Por ultimo, son conscientes de que pese a los golpes recibidos por la banda terrorista ETA, todavía tienen capacidad para realizar falsificaciones de documentación (pasaportes, documentos de identidad, permisos de conducir, tarjetas sanitarias...) y que después de varios robos en empresas de Francia y Eibar tienen también máquinas troqueladoras y matrículas vírgenes para los vehículos que utilizan.
Los datos que maneja Francia
Las cuentas sobre la cantidad de armas y explosivos que todavía tendría la organización terrorista ETA son un poco más bajas según los expertos antiterroristas del Gobierno francés. Los últimos datos los aportó el pasado mes de diciembre el comandante Laurent Hury, de la SDAT (Subdirección Antiterrorista) de la Policía francesa, durante un juicio celebrado contra los etarras Ainhoa Ozaeta, Ekaitz Sirvent y Peio Sánchez en el Tribunal de lo Criminal de París.
Según dijo, sospechan que el actual arsenal de ETA estaría compuesto por 252 armas cortas (procedentes del robo de Vauvert), 1,3 toneladas de polvo de aluminio y otra cantidad indeterminada de otros componentes para la fabricación de explosivos, así como alrededor de 28.000 placas de matrículas y las prensas necesarias para falsificarlas.