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El Príncipe, sin Letizia, abre su semana catalana con una cena de alto riesgo con Mas

El presidente de la Generalidad expondrá ante el heredero de la Corona el "conflicto". Coinciden en el Mobile World Congress.

El presidente de la Generalidad expondrá ante el heredero de la Corona el "conflicto". Coinciden en el Mobile World Congress.
Artur Mas, junto al príncipe Felipe, en la inauguración del Barcelona Wolrd Congress de 2012. | Cordon Press

El Príncipe Felipe y Artur Mas se verán las caras esta noche, en una cena en el Palacete Albéniz de Barcelona. Don Felipe viaja a la capital catalana para inaugurar el congreso de los teléfonos móviles, el Mobile World Congress, y durante los próximos tres días tendrá ocasión de reconocer sobre una parte del terreno las evoluciones del proceso separatista catalán. No se esperan grandes noticias del encuentro de esta noche, aunque hay cierta expectación.

La tensión rodea al presidente de la Generalidad, a cuyo paso se generan toda clase de incidentes "protocolarios". Mas intenta ejercer de primera autoridad de un estado independiente al amparo de su condición de representante ordinario del Estado español en Cataluña. Además, en la estrategia nacionalista la visita del Príncipe es una oportunidad para amplificar el "conflicto" y reivindicar la consulta como única salida de un proceso ya irreversible.

El temor a que se produzca más de un chirrido protocolario está fundado. El presidente de la Generalidad ha dado motivos en los últimos meses como para esperar de él cualquier desaire, salida de tono o conducta inapropiada. El precendente más lejano está en el pasado mes de octubre, cuando Mas se negó a asistir a la entrega de una medalla de Fomento (la patronal catalana) al presidente de Telefónica, César Alierta, porque el protocolo otorgaba prioridad a la vicepresidencia del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, que era la presidenta en funciones por un viaje de Rajoy. Mas no estaba dispuesto a tolerar que la vicepresidenta le restara plano y estuviera por encima de él en el "elenco" de autoridades.

Desde ese momento, los desencuentros de Mas con quien se cruzara a su paso han subido de tono. La penúltima cita del dirigente nacionalista con lo más selecto de la "sociedad civil" y el empresariado, en la casa ampurdanesa del "cazatalentos" Luis Conde, mostró a las claras la frialdad y tensión que envuelven al president, cuya manera de irrumpir en el Mas de Fonteta (la finca de Conde) fue digna de una celebrity. Llegó el último, entre extrordinarias medidas para evitar las fotografías.

Ese encuentro, celebrado horas después de la convención del PP en Barcelona, perseguía restaurar los puentes entre CiU y la formación de Mariano Rajoy, pero los presentes pudieron comprobar el escaso interés de Mas por establecer un contacto razonado o al menos visual con los dirigentes populares allí presentes (Esperanza Aguirre, José Manuel Soria y Moragas, entre otros) y la nula sintonía con los empresarios, muchos de los cuales han optado por darle la espalda ante el perfil cabizbajo y huraño del que hace ostentación el dirigente de Convergencia.

El siguiente encontronazo se produjo en la presentación del libro Capitanes de industria, del profesor Francesc Canosa. El pasado 14 de febrero, ante lo más selecto del empresariado catalán, con Josep Oliu (Banco de Sabadell), Josep Lluís Bonet (Freixenet), Víctor Grifols además de los Esteve, Carulla, Conde y un largo etcérera que abarrotaban el salón de actos del Banco de Sabadell, Mas exigió el apoyo de los empresarios para el proceso separatista y llegó a espetarles que "hay veces que en lugar de hacer de señorito hay que hacer de currante". El pasmo de los presentes era notorio ante la bronca de Mas. Pocos días después, el presidente de la COE, Joan Rosell, y Fomento, con Gay de Montellà al frente, respondían a los requerimientos de Mas con una apelación al "diálogo" entre el Gobierno y la Generalidad.

Pese a que los empresarios catalanes sostienen la demanda de un cambio en el sistema de financiación así como la tesis de que Cataluña padece un desequilibrio fiscal en relación a otros territorios de España, Mas no está conforme con su tibieza respecto a la consulta. No le vale que reclamen diálogo y así lo dijo en la última cita empresarial, la de la sonada bronca entre abogados. ¿Diálogo para qué?, dijo Mas, que admitió que Rajoy se niega a contemplar la hipótesis de la consulta. Al término del almuerzo, en el Salón de los espejos del Liceo, al abogado Emili Cuatrecasas se le ocurrió cerrar el acto con la petición de que se llegara a un acuerdo "entre España y Cataluña" y fue conminado a callarse por uno de los presentes porque era una "falta de respeto" hablar después del president.

Mas no ha conseguido todo el apoyo empresarial que quería y sus presiones han causado una profunda división en las entidades que agrupan a empresarios, directivos y economistas. En este contexto, nadie espera un gesto en la dirección que los empresarios intentan marcarle. La posibilidad de un nuevo pacto fiscal debería obligar a un cambio de actitud, sostienen los empresarios, pero el líder nacionalista no se apea de la consulta. En esas condiciones, se confía en que la habitual contención y el borbónico saber estar del Príncipe sirvan para minimizar los "incidentes" protocolarios con Mas, pero no se descarta precisamente que el presidente de la Generalidad aproveche la cena o las comparecencias coincidentes en el salón del móvil para exponer con toda crudeza el "proceso" ante el heredero de la Corona.

El riesgo es evidente y Mas ha dado sobradas muestras de estar dispuesto a rebasar cualquier barrera, sea legal, formal, protocolaria o diplomática. Se da por hecho que el "tema" saldrá a colación, tanto en los actos de las agendas oficiales como en las privadas.

Don Felipe "debuta" en el "proceso catalán" sin la compañía de Doña Letizia y con una cena con el presidente autonómico que pretende convocar una consulta para que Cataluña se independice de España. Se trata de una cita clave en la que no estarán solos, puesto que en el palacete Albéniz se dará cita la clase política, con la delegada del Gobierno, Llanos de Luna y el ministro José Manuel Soria a un lado y el presidente de la Generalidad y el alcalde de Barcelona, Xavier Trias al otro como cabezas más visibles.

La segura presencia de una nutrida representación empresarial y social no sólo catalana debería reducir la tensión. Un día después será el editor de La Vanguardia, el conde de Godó, quien ejerza de anfitrión del Príncipe en una cena del foro puente-aéreo, el club que agrupa a los principales líderes empresariales de Madrid y Barcelona, de Florentino Pérez a José Manuel Lara, de César Alierta a Isak Andic.

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