La "Assemblea Nacional Catalana" (ANC), el brazo "civil" del proceso separatista, elabora una "hoja de ruta" en la que prevé un escenario insurreccional, según una propuesta de ponencia que será debatida y aprobada en una reunión en Tarragona el próximo 5 de abril. El periódico digital catalán Crónica Global ha publicado el documento, dieciséis páginas en las que la "Assemblea" planifica los pasos a seguir para proclamar el próximo 23 de abril de 2015 la "República Catalana".
Los redactores de esta "ponencia" prevén todos los contextos posibles, desde la colaboración del Estado español en la celebración de una consulta hasta que la Generalidad renuncie a celebrarla por "ausencia de garantías democráticas". La plataforma que ha organizado las exhibiciones independentisas de los dos últimos años, dirigida por la militante de ERC Carme Forcadell, se erige en el ariete de la fase final del proceso, que comenzará el próximo 23 de abril y que debería culminar un año después, vía referéndum, elecciones plebiscitarias o con una declaración unilateral de independencia.
Alfons Quintá, el periodista que ha dado a conocer el documento, escribe en su crónica: "El texto llega a producir sorpresa por la mezcla de tonos. Por un lado, desconciertan el aire imperativo, de autoconfianza, el detalle en el tiempo y en las formas y la prioridad total de la ANC. Por otro, puede recordar un motín del siglo XIX o una visión francamente simplista inspirada en libro Técnica del golpe de estado (1931) del gran escritor Curzio Malaparte".
De hecho, la ANC prevé la posibilidad de proclamar la independencia sin que se produzcan tan siquiera unas autonómicas "plebiscitarias". Dice el texto que en el caso de que el Estado adopte medidas como la suspensión de la autonomía, "habrá que constituir una asamblea de cargos electos para proceder a la Declaración de Independencia". Esos cargos incluirían todos los diputados autonómicos, nacionales y europeos, así como a los alcaldes y concejales. Como apoyo imprescindible, el texto aboga por la "sociedad civil" y propone: "En cada pueblo y barrio de las ciudades catalanas habrá que estructurar 'organizaciones unitarias' que, de acuerdo con los ayuntamientos, trabajen en dos líneas prioritarias: mantener la actividad normal de todo el mundo y organizar movilizaciones masivas, puntuales, ágiles y espectaculares que centren la atención de todo el mundo".
La ponencia desarrolla el plan por etapas y prevé casi todas las posibilidades. Por ejemplo, la de que la consulta del 9 de noviembre fuera legal. En ese caso, "la gestión de los resultados y del tiempo inmediatamente posterior al 9 de noviembre es clave para asegurar la culminación del proceso con éxito. Antes de la declaración de independencia desde la Generalidad se ha de pedir, oficialmente, la apertura de negociaciones para acordar el proceso de secesión, el reparto de activos y pasivos y la gestión del periodo de transición. En caso de respuesta negativa, habrá que pedir la intervención internacional y llevar el tema al Tribunal Internacional de Justicia".
La posibilidad de que el Valle de Arán se constituya también en un estado soberano asociado al catalán queda registrada en el papel de la ANC, así como el objetivo de que otros territorios, los denominados "Països Catalans" -Comunidad Valenciana, Baleares y los departamentos "francocatalanes"- se sumen a través de "hojas de ruta" como la de la Generalidad al nuevo estado.
Ni los avisos de la Unión Europea ni las consecuencias económicas, políticas y sociales de la ruptura frenan el entusiasmo de la propuesta de la ANC, los activistas que agitan las reivindicaciones de Artur Mas y Oriol Junqueras y el parapeto en el que se escudan para decir que ellos no son los impulsores del proceso, que tiene "vida propia" y que es la ANC la que marca el camino.