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El material antidisturbios del 22-M: pocas pelotas de goma, escudos caducados...

Recibieron menos material antidisturbios que de costumbre. Les ordenaron no utilizar las pelotas de goma salvo en casos de extrema necesidad.

Recibieron menos material antidisturbios que de costumbre. Les ordenaron no utilizar las pelotas de goma salvo en casos de extrema necesidad.
Uno de los escudos caducados y un casco con cierre de plástico. | LD

El pasado 22 de marzo, los mandos de la Unidad de Intervención Policial (UIP) del Cuerpo Nacional de Policía contaban con 30 grupos UIP y cinco más de reserva para controlar la manifestación. Casi 1.700 agentes para procurar que no hubiese incidentes en la capital y para que si los hubiera, fueron lo menos importantes posibles. Sin embargo, enviaron a los agentes al centro de la capital con menos material que de costumbre y con la orden de no utilizar las pelotas de goma salvo en casos de extrema necesidad.

Los agentes de la UIP salieron a las calles del centro Madrid con sus escudos de protección habituales. Los mismos, que tienen ya entre 10 y 15 años de uso, se encuentran en su totalidad caducados, pues el paso de los años y los impactos que reciben hacen que el plástico duro con el que están fabricados haya perdido ya sus propiedades, según confirmaron a Libertad Digital policías destinados en esta unidad.

Durante el pasado sábado, uno de los agentes que acudió en ayuda de los antidisturbios que habían quedado aislados y que fueron salvajemente atacados por los antisistema en el Paseo de Recoletos, se quedó sin escudo a los pocos segundos de bajar de su furgoneta. Un adoquín impactó contra el mismo y se quedó únicamente con la empuñadura del escudo en el brazo.

Por si fuera poco, algunos tienen sus fijaciones estropeadas, lo que hace que los policías no se los puedan ajustar al brazo y tengan que agarrarlos como buenamente pueden o, incluso, algunos agentes hayan optado por utilizar tiras con velcro para su ajuste.

Además, estos escudos no tienen faldones de protección, lo que deja algunas partes de su cuerpo al descubierto, por ejemplo, las tibias. Al no contar tampoco en su equipamiento con tibiales, protecciones precisamente para las tibias, muchos antidisturbios del Cuerpo Nacional de Policía han optado por pagarse de su bolsillo espinilleras de fútbol para contar con esa protección durante sus servicios.

También de su bolsillo pagan los agentes de a UIP las perneras con funda táctica para sus armas reglamentarias, pues las que les entrega de dotación la Policía tienen un sistema de cierre muy débil, lo que tiene el peligro de que en muchas de sus intervenciones, cuando hacen movimientos bruscos o corren, la misma se abra y el arma se les caiga. Estas fundas-pernera tienen un precio que se acerca a los 100 euros, aunque los modelos más evolucionados, como las Safariland, alcanzan los 150 euros.

Las mismas fuentes consultadas indican que los agentes tampoco están satisfechos con los cascos antidisturbios que utilizan. El enganche que cierra el mismo es sencillo y de plástico, como el de una mochila y se abre con facilidad, ya que no tiene ningún elemento mínimo de seguridad como el que llevan, por ejemplo, los cascos de moto. Además, tienen dados de sí el barbuquejo, lo que hace que puedan ponerse y quitarse el caso con el cierre puesto, por lo que con una o dos patadas acertadas de los antisistema el casco sale disparado, como ocurrió el pasado sábado, dejando la cabeza del agente totalmente vulnerable.

La pantalla del casco que protege la cara del policía se raya con mucha facilidad y no es antivaho, lo que hace que a los pocos minutos de uso la propia respiración del agente provoca que no se vea nada, razón por la que muchos policías la llevan levantada, dejando el rostro expuesto.

En cuanto a otro tipo de material antidisturbios, los policías que trabajaron el pasado 22-M tuvieron a su disposición mucho menos de lo que es habitual en los dispositivos que se preparan ante este tipo de manifestaciones en las que los antisistema pueden provocar altercados al final de las mismas. Es el caso, por ejemplo, de las pelotas de goma o de las bocachas, las escopetas que se utilizan para disparar las pelotas.

Fuentes policiales consultadas por Libertad Digital indicaron que las cananas que se utilizan para que los agentes guarden las pelotas de goma no tenían el número de pelotas que es habitual, sino que estaban "sensiblemente vacías". Si en un servicio habitual estas bolsas llevan entre 35 y 40 pelotas de goma, el pasado sábado apenas llevaban una quincena, muchas menos de la mitad. Además, los mandos ordenaron que sólo se llevaran cuatro bocachas por grupos UIP, cuando lo habitual es que ese número lo lleven cada uno de los tres subgrupos que componen un grupo UIP. Es decir, que se facilitaron una tercera parte de lo que es habitual.

Parecida reducción de material había, según los agentes que trabajaron durante el 22-M, en los denominados módulos, unas cajas con material antidisturbios (contienen más pelotas de goma, botes de humo y botes lacrimógenos, entre otro material) que habitualmente se entrega a cada jefe de grupo para que sus agentes puedan utilizarlos en caso de que se complique la actuación y que, en el caso del pasado sábado, no se repartieron como era habitual.

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