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El etarra Germán Rubenach, condenado a 500 años, sale de la cárcel

Fue detenido tras ser encontrado herido con un disparo en la cabeza cerca de los cadáveres de sus dos compañeros de grupo etarra.

La derogación de la Doctrina Parot sigue suponiendo la excarcelación de terroristas de ETA. Este viernes ha sido el caso de German Rubenach Roig, quien fuera condenado a casi 500 años de prisión por su participación en varios asesinatos y un secuestro, y que ha abandonado el centro penitencario de El Puerto III (El Puerto de Santa María – Cádiz) donde se encontraba cumpliendo condena por sus crímenes.

El etarra formó parte del grupo Nafarroa de ETA. En 1988, participó en el atentado contra una coche-patrulla de la Guardia Civil, en el que resultó muerto el agente Julio Gangoso Otero, y un año después en el atentado contra la casa-cuartel de Alsasua en el que resultó herido grave otro agente del Instituto Armado. También en 1990 participó en el asesinato del expolicía nacional Francisco Almagro Carmona y participó en el secuestro al empresario Adolfo Villoslada.

En ese año 1990 fue arrestado tras un atentando en la localidad navarra de Foz de Lumbier contra agentes de la Guardia Civil y en el que perdió la vida el agente José Luis Hervás. El Ministerio del Interior había aumentado la presencia policial en la zona debido al aumento de turistas en la zona y los terroristas de ETA aprovecharon para tirotear por sorpresa a una patrulla de vigilancia.

Una vez cometido el asesinato, el grupo etarra, compuesto por tres terroristas, salió huyendo del lugar de los hechos tras mantener un fuerte tiroteo con los compañeros del guardia civil fallecido, resultando gravemente herido otro agente, el sargento José Dominguez Piris. Comenzó entonces un amplio dispositivo de búsqueda que acabó a última hora de la noche con la localización de un etarra herido por un disparo en la cabeza, y que fue identificado como German Rubenach Roig.

A la mañana siguiente, muy cerca de donde fue encontrado, los efectivos del Instituto Armado localizaron los cadáveres de los otros dos terroristas que componían el grupo etarra, Juan María Lizarralde y Susana Arregui, que se presentaban también sendos disparos en la cabeza. Las investigaciones apuntaba a que los etarras habrían llegado al acuerdo para acabar con sus vidas antes de ser arrestados por las Fuerzas de Seguridad, pero estos hechos no pudieron ser demostrados en la Audiencia Nacional, donde se juzgó a Rubenach Roig por el asesinato de sus dos compañeros de grupo etarra.

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