Isabel R., una ama de casa que se inscribió en 2001 en un curso de peluquería para desempleados sufragado por el Gobierno andaluz, denuncia en El Mundo que, para dicho curso, tuvieron que comprar el material que daba la Junta.
"Empezamos el curso sin material: sin rulos, cepillos ni pinzas. A los dos meses llegó un camión con todo y nos hicieron comprarlo, aunque luego supimos que estaba financiado por la Junta de Andalucía. Nos hicieron comprar incluso los secadores, aunque hubo quien tuvo que pagarlos a plazos", declara.
Isabel decidió apuntarse al curso con vistas a un posible trabajo en la peluquería de una conocida. El programa formativo sumaba 950 horas durante nueve meses, pero ya al inicio se estableció una condición: los sábados en los que hubiera fútbol no habría clases.
Según el relato de Isabel, la empresa organizadora del curso, Capricho Look Fashion, tenía que contratar de forma obligatoria al 60% de los alumnos según lo acordado con la Junta andaluza para la concesión de una ayuda a la formación de 2,3 millones de euros. Sin embargo, no había espacio en las peluquerías de la empresa para tantos alumnos. "Entonces la directora empezó a presionar a las alumnas para que renunciaran al puesto de trabajo. A algunas les dijo que las iba a poner sólo a lavar cabezas, tantas que se les iban a pudrir las manos", recuerda.
Finalmente, Isabel cuenta que desde que la prensa desveló la trama supo "que era lo mismo que me sucedió a mí", y se sorprende de que no haya habido "más gente que haya denunciado".