El Papa Francisco volaba a Roma de vuelta de Tierra Santa y como es costumbre se mostró dispuesto a dialogar con los periodistas de una manera menos formal. Preguntado por el acercamiento a la Iglesia ortodoxa, salió a relucir el asunto del celibato y de los sacerdotes casados. Como es costumbre en él, el Papa fue muy directo y recordó las palabras del Catecismo y afirmó que "el celibato es una regla de vida que aprecio mucho y creo que es un regalo para la Iglesia, pero ya que no es un dogma, la puerta está siempre abierta".
Francisco no dijo nada nuevo y Benedicto XVI ya se había manifestado en estos términos pero de manera inmediata los medios de todo el mundo informaban que el Papa abría la puerta al fin del celibato. Y el debate se ha colocado en la primera línea informativa. De este modo, en Es la Tarde de Dieter, Andrés Martínez y Magí Pibernat, dos sacerdotes madrileños han debatido sobre la conveniencia de que se anulara un precepto eclesíastico de hace siglos.
En este sentido, Andrés Martínez, sacerdote y profesor de la Universidad Eclesiástica San Dámaso de Madrid indicó que "el Papa no ha dicho nada nuevo que no haya dicho siempre la Iglesia" y recordó que en la Iglesia oriental se pueden ordenar casados pero no casarse un sacerdote ya ordenado. De este modo, dijo que el celibato es "disciplina eclesiástica y no dogma de fe" aunque se ha mantenido desde hace siglos por "razones teológicas y prácticas"
El padre Andrés afirmó que un sacerdote es una "persona consagrada, se consagra todo el sacerdote y es una entrega total. Y tiene unas consecuencias prácticas". Puso el ejemplo de su hermano, casado y con cuatro hijos y el de sus muchos amigos y añadió que "no podrían estar las 24 horas al día al servicio de los fieles".
Mientras tanto, Magí Pibernat, capellán del hospital Ramón y Cajal, recordó la existencia de una "crisis vocacional" y añadió que "quizás" el celibato opcional "podría ser una vía par que hubiera más gente que se planteara servir a la Iglesia". Aún así, este sacerdote indicó que "no se sabe si habría más vocaciones, creo que no cambiarían mucho las cosas".
Inmersos en este debate, Andrés Martínez quiso desmontar el argumento de que el fin del celibato aliviará de manera automática esta crisis vocacional. "En la iglesia anglicana se casan y no tienen más vocaciones", afirmó este sacerdote.
Magí añadió que "la praxis de la Iglesia se ha decantado por esto y de manera temprana. Hay que reconocer esa praxis pero eso no quita que a lo mejor se puedan establecer maneras distintas de este ministerio". En su opinión, "la gente se lo tomaría con mucha naturalidad" aunque dijo que hay muchas diferencias entre un sacerdote diocesano y un religioso, puesto que "las órdenes para vivir en comunidad necesitan asumir unas reglas".
Igualmente, el capellán del hospital insistió en que "la gente no es de nuestro ámbito quizás nos entendería mejor" aunque esto no implicase que "haya que casarse para caer simpático".
Por su parte, Andrés Martínez también agregó que "el sacerdote coge la totalidad de la persona. No digo todo el tiempo pero si la totalidad de la persona. El matrimonio es la entrega de cuerpo y alma de una persona a otra y en el sacerdote también hay esa entrega de totalidad y al final podríamos correr el peligro de una cierta división del corazón".