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Ruido y baile de nombres en el PP de Madrid

"La gente está muy nerviosa", admiten en privado. En Génova no se descartan cambios. Se elegirá "a la persona que tenga posibilidades de ganar".

"La gente está muy nerviosa", admiten en privado. En Génova no se descartan cambios. Se elegirá "a la persona que tenga posibilidades de ganar".

Si algo hay en relación a la situación que atraviesa el Partido Popular en Madrid es ruido. Mucho ruido. Todo el mundo quiere opinar. Es preguntar sobe la mítica plaza electoral y líderes y altos cargos ponen gesto de preocupación y dan inicio a su particular tesis. Las encuestas -principalmente las internas- son el tema más recurrente pese a que quienes teóricamente las encargan prometen que no se están haciendo todavía.

Hay ruido porque existe preocupación. Aunque bajo la premisa de que los resultados de las Elecciones Europeas no se deben extrapolar, el panorama dibujado provoca terror en los círculos del PP. Al máximo nivel se admite que perder el Ayuntamiento o la Comunidad -o ambas instituciones, como sugieren los sondeos públicos- se entendería como un serio revés para Mariano Rajoy. "No nos podemos equivocar", en palabras de María Dolores de Cospedal. La declaración más clarificadora sobre la cuestión la ofreció, precisamente, la secretaria general el pasado mes de marzo: se elegirá "a la persona que sea más apta para representar al partido" y que tenga "posibilidades de ganar". Esto es, todo queda abierto.

"La calle es muy sabia y los político tenemos que oír a la calle", remató la número dos de Rajoy en el partido. Y, para ello, la formación elaborará en su día una encuesta en la que se incluirán los nombres de los dirigentes que -en opinión de la dirección- podrían revalidar un triunfo electoral. Según los cálculos ofrecidos por la propia Génova, el movimiento empezará tras las vacaciones de verano.

La fórmula de un sondeo potente (o varios) que ayude a tomar una decisión en la capital no es nueva. Ya ocurrió en época de José María Aznar y fue Javier Arenas quién pilotó la operación. Ante la despedida de José María Álvarez del Manzando, se testaron varios nombres: Loyola de Palacio, Rodrigo Rato, Esperanza Aguirre... pero, finalmente y apoyándose en los datos del estudio, se optó por Alberto Ruiz Gallardón.

Ahora, en el candelero no sólo está el consistorio, sino también la comunidad. Pero se dan matices importantes. Lo único seguro a fecha de hoy es que Cospedal no descarta cambios si con estos se pueden ganar las elecciones. Eso sí, la última palabra siempre la tendrá Rajoy.

La candidatura de Ana Botella sigue estando en cuarentena. Quienes la defienden enfatizan su balance de gestión en época de crisis. Los números que deja y la hoja de ruta marcada. Un éxito que ponen en valor, incluso, quienes no la ven como la opción ideal. Tras el 25-M, algunos cargos se alarmaron ante "nulo" tono mitinero. "Sigue sin empatizar. Lo intenta, pero no lo consigue y no deberíamos de jugárnosla", según un destacado dirigente de Génova. Cuanto más te alejas de la capital, las críticas aumentan, incluso por parte de barones autonómicos. "No nos podemos andar con bromas", es una de las expresiones más utilizadas.

Botella todavía no ha aclarado sus pasos. Pero su equipo da a entender que quiere concurrir a las elecciones. No pocos cargos sitúan para este puesto a Esperanza Aguirre, pero en Génova existen reservas y vuelven a señalar a los resultados de la encuesta pendiente. Según un cargo de la dirección, "tal vez nos llevemos una sorpresa" y Aguirre no tenga tantos apoyos. "¿Estáis seguros de que querría ser candidata si no tiene atado que ganaría por mayoría absoluta?", se pregunta.

La mayoría da por seguro que Cristina Cifuentes, la actual delegada del Gobierno, diría un "sí" rotundo si Cospedal le llama para intentar mantener el Ayuntamiento. Además, en fechas próximas se ha vuelto a poner encima de la mesa el nombre de Soraya Sáenz de Santamaría; algo que es recurrente. En la dirección no lo ven claro, principalmente, porque no creen que ni Rajoy ni, principalmente, ella quisieran. El entorno de la vicepresidenta asegura que no está en eso: "Bastante tenemos". Y la relación con la secretaria general tampoco ayudaría. Si bien, insisten en la citada cúpula, la toma de decisiones todavía no se ha producido.

El caso de Ignacio González es diferente. Él ya ha dicho por activa y por pasiva que quiere ser candidato y continuar en la Puerta del Sol. Y muestra convicción en privado. De primeras, no encontrará reservas en Cospedal, con quien mantiene unos vínculos bastantes más estrechos que con Aguirre -a la número dos no le gusta que la líder madrileña siempre esté incluyendo un "pero" al discurso oficial-. El pasado lunes, solapado por el bombazo informativo de la abdicación del Rey, Sáenz de Santamaría le arropó en un desayuno informativo ante el poder político y empresarial madrileño. Y todos se quedaron con un comentario: "Para mí -dijo la vicepresidenta- es Nacho".

Pero nada está cerrado. El presidente aprovechará las vacaciones para descolgar el teléfono y sondear la situación en la plaza madrileña, como también en otras tantas. A partir de septiembre, la prioridad será las elecciones autonómicas y locales. Habrá "cambios", según la opinión más generalizada. Mientras, los movimientos se multiplican: muchos dirigentes con cargo institucional temen ahora perderlo. "La gente está muy nerviosa", admiten, y el hecho de que haya tres jefes -Aguirre, Botella y González- "no ayuda".

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