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Operaciones Especiales y GAR, élite militar para República Centroafricana

Los guardias civiles deben imponer la paz en dos distritos no controlados. Los Boinas Verdes lideran las operaciones especiales de la misión europea

Los guardias civiles deben imponer la paz en dos distritos no controlados. Los Boinas Verdes lideran las operaciones especiales de la misión europea
Los GAR y los boinas verdes

El conflicto interno que vive la República Centroafricana desde hace cerca de dos años causa horror en la comunidad internacional, pero nadie está siendo capaz de poner cifras a lo que ocurre en este país, por falta de datos fiables. En lo que sí parecen haberse puesto de acuerdo los países que forman parte de las Naciones Unidas es que el término "limpieza religiosa" ayuda a comprender la situación.

Algunas fuentes hablan de miles de muertos, pero la cifra no deja de ser totalmente abstracta. Más específicos parecen los datos sobre desplazados: entre 800.000 y un millón de personas, de los cuatro millones de habitantes que tiene este país, habrían abandonado sus hogares para ponerse a salvo de las masacres. Para colmo, la situación ha provocado una crisis humanitaria y 2,5 millones de habitantes necesitarían a diario de la ayuda internacional para sobrevivir.

Los integristas islámicos de Seleka llegaron a derrocar al Gobierno legítimo en 2013 y su líder anunció la disolución del grupo armado, aunque la gran mayoría de sus integrantes hizo caso omiso y continuaron con sus matanzas de la mayoría cristiana del país. Frente a ellos, las milicias cristianas antibalaka (antimachete), que luchan contra los integristas islámicos y no dudan en atacar a la población musulmana. Las matanzas han llegado incluso a los integrantes de las grandes ONG, que mayoritariamente han puesto pies en polvorosa.

Para poner fin a las matanzas -machete y gasolina en mano- que se están produciendo todavía, la comunidad internacional mandó al país un contingente de 2.000 militares franceses para intentar poner orden, mientras las naciones africanas se organizaban para desplegar un contingente continental de 5.000 efectivos.

El Gobierno de Rajoy aprobó hace unos meses la participación española en esta misión internacional y, desde hace apenas unas semanas, 85 efectivos nacionales se encuentran en el país centroafricano. Se trata, nada más y nada menos, que de miembros de dos de los cuerpos de élite militar que existen en nuestro país: los Grupos de Operaciones Especiales (GOE) del Ejército de Tierra y los Grupos de Acción Rápida (GAR) de la Guardia Civil.

Los Grupos de Operaciones Especiales (GOE), conocidos popularmente como Boinas Verdes, son una unidad de élite del Ejército de Tierra que tienen como misión llevar a cabo cometidos para las que no están preparadas otras unidades operativas. Están especializadas en misiones de acción directa tras las líneas enemigas, como la destrucción de objetivos estratégicas o la señalización de dichos objetivos mediante láser para que puedan ser destruidas por la aviación.

En territorio enemigo también llevan a cabo capturas de personalidades, tareas de reconocimiento especial (detectar objetivos estratégicos del enemigo y suministrar la información a sus mandos sin ser detectados) y las denominadas como misiones NEO (Operación de Evacuación de No-combatientes, por sus siglas en inglés), que consisten en extraer de países extranjeros, habitualmente en conflicto, a compatriotas cuya integridad se va amenazada, o están secuestrados directamente, para su puesta a salvo en territorio nacional o terceros países.

Su entrada en escena fuera del territorio español suele estar condicionada a una decisión política y las misiones que realizan se suelen mantener en el más estricto secreto, salvo cuando lo propios políticos que las aprueban las airean como forma de autopromoción política, como por ejemplo durante la recuperación del islote de Perejil, que había sido ocupado por militares de la Marina Real de Marruecos, en julio de 2002.

Pese a que ya han pasado por otras misiones, como Afganistán o Mali, ésta será la primera vez que los miembros de esta unidad de élite estén al mando específicamente de las misiones de operaciones especiales de una misión internacional. Apenas llevan dos semanas sobre el terreno y, aunque la mayoría del trabajo es todavía logístico, ya han realizado sus primeros operaciones militares sobre el terreno.

Los Grupos de Acción Rápida (GAR) son una de las unidades de élite más conocidas de la Guardia Civil. Con su acuartelamiento base en Logroño, pero desplegados en los tres territorios históricos que conforman el País Vasco, su tarea principal durante décadas ha sido la lucha contra el terrorismo de ETA sobre el terreno. Sus integrantes han sido los responsables de buena parte de la desarticulación operativa de los grupos etarras.

Ahora, a miles de kilómetros de casa, su misión será la de intentar garantizar la seguridad de las calles de Bangui, una ciudad que todavía no está plenamente bajo el control de los militares internacionales. Los puntos clave, dos distritos muy específicos de la capital. Por un lado, el distrito 3 (Usé), de mayoría musulmana, donde grupos de islamistas tienen varias posiciones acantonadas y armadas, incluyendo algunos mercenarios extranjeros. Por el otro, el distrito 5 (Oku), de mayoría cristiana, y donde los antibalaka están fuertemente armados.

"Hay un zona no habitada que separa los distritos 3 y 5. En esa área los incidente son diarios. Se producen enfrentamientos con machetes y armamento automático y semiautomático. En muchos casos, con los implicados afectados por una explosiva mezcla de alcohol, barbitúricos y un calor asfixiante", cuenta a Libertad Digital uno de los agentes destacados en la zona. "Todavía no hemos tenido que abrir fuego, pero algún día hemos estado muy cerca", continúa. "La situación es muy cambiante según las horas. Hay mucha agitación y mucho nerviosismo entre la población local", concluye.

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