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El Gobierno vasco saca la Constitución de las aulas

La Consejería de Educación, en contra de lo que marca la Lomce, ha eliminado todas las referencias a la Carta Magna.

La aplicación de la Lomce que hará el País Vasco este curso en sus aulas de Primaria afecta también a la nueva alternativa obligatoria a Religión, llamada Valores Sociales y Cívicos. Ley impulsada por José Ignacio Wert, marca, entre otras muchas cuestiones, que los estudiantes deben "apreciar los valores de la Constitución española" y los derechos y deberes que de ella emanan, y conocer la bandera o el himno "como elementos comunes de la Nación española y del conjunto de los españoles". Sin embargo, y tal y como revela El Mundo, estos objetivos curriculares mencionados anteriormente en relación con la Constitución no figuran en las instrucciones que el Departamento vasco de Educación ha enviado a los colegios para guiar a los tutores en la impartición de la materia.

La asignatura de Valores Sociales y Cívicos es la alternativa a la enseñanza de Religión. En cuanto a sus contenidos (valores cívicos y democráticos, igualdad entre sexos, respeto al medio ambiente...), viene a sustituir a la Educación para la Ciudadanía impulsada en el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, que a juicio del Ejecutivo de Mariano Rajoy estaba demasiado ideologizada.

El currículum aprobado por el Ministerio de Educación, que debe implantarse este año en todas las comunidades autónomas, es el de Primaria y, según figura en los borradores del proyecto, contendrá los aspectos que más polémica han generado: el análisis de los "peligros" del uso de las células madre o la eutanasia, la crítica a la desobediencia civil y la objeción de conciencia o el prestigio de las Fuerzas Armadas en la defensa de la nación española.

La Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa dice: "Respetar los valores socialmente reconocidos, conociendo y apreciando los valores de la Constitución española y los derechos y deberes de la Constitución española". Pero en las instrucciones de la Consejería liderada por Cristina Uriarte no aparece así una sola mención a la Constitución española que los estudiantes deberían entender como fuente de sus derechos y deberes. La versión vasca hace en sus objetivos genéricos una alusión puntual a la "legislación estatal y autonómica", pero cuando entra al detalle pasa de lo universal a lo local eliminando la referencia a España: "Valores universales: los derechos humanos. Los derechos del niño y de la niña. Normativa autonómica".

En concreto, el indicador de evaluación que tendrán que aplicar los profesores vascos consiste en "conocer y expresar las notas características de la democracia y la importancia de los valores cívicos en la sociedad democrática vasca". Además, los niños no harán "juicios morales basados en los derechos y deberes básicos de la Constitución", sino "basados en los derechos universales".

Los símbolos nacionales

Lo que tampoco está es la cuestión de los símbolos nacionales. Según el currículum vigente, los alumnos deben conocer "el significado de los símbolos nacionales, la Bandera, el Escudo de España y el Himno Nacional como elementos comunes de la Nación española y el conjunto de los españoles". En el País Vasco esto desaparece.

Estas instrucciones que ha enviado el Gobierno vasco son provisionales para este curso que denomina de transición. El Ejecutivo nacionalista no ha desarrollado su propio currículum a partir de la Lomce argumentando falta de tiempo, y confía en que el curso del cambio sea el próximo.

Para ello, como revela El Mundo, prepara una serie de nuevos decretos curriculares en principio adecuados a la ley pero que el Departamento está vistiendo con otro traje, el del llamado currículum vasco o Heziberri 2020, destinado supuestamente a blindar "el sistema educativo propio". El proyecto pretende reforzar el acercamiento de los estudiantes a una "Euskadi comprendida también por Navarra y el País Vasco francés y en la que el euskera y la cultura vasca se entienden como marco común para todos sus habitantes".

PSE, PP y UPyD ya han alertado del afán "adoctrinador" e "identitario" que ven detrás del programa, en el que están participando varios sectores de la comunidad educativa vasca (como los concertados religiosos), mayoritariamente nacionalistas.

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