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Caso Pujol: cerco judicial, circo mediático y guerra policial

La Audiencia Nacional pulveriza el oasis catalán tras la detención durante varias horas de Oleguer Pujol, el menor del clan del expresident.

La Audiencia Nacional pulveriza el oasis catalán tras la detención durante varias horas de Oleguer Pujol, el menor del clan del expresident.
Pujol saliendo de su casa en un coche policial | EFE

El panorama judicial de los Pujol empeora por momentos. La detención del menor del clan, Oleguer Pujol Ferrusola, y el registro de siete horas en su casa con perros adiestrados para detectar dinero han confirmado las peores expectativas de la familia más poderosa de Cataluña de las últimas décadas. Horas antes de la sonada operación del juez Santiago Pedraz contra Oleguer y su socio, Luis Iglesias, otro juez de la Audiencia Nacional, Pablo Ruz, encargado del expediente judicial de Jordi Pujol Ferrusola, comunicaba el bloqueo de todas las cuentas en el extranjero del hijo mayor de Jordi Pujol y la imputación de sus exsuegros, un excuñado, amigos y colaboradores necesarios como algunos miembros de la familia Sumarroca, íntimos de los Pujol desde los tiempos de Banca Catalana.

En menos de 24 horas saltaba por los aires la relativa tranquilidad de la familia Pujol, cuyo patriarca había acogido casi con indiferencia la requisitoria de un juez de Liechtenstein sobre sus antecedentes. El patriarca se limitó a negar la tenencia de dinero en el extranjero, igual que su hijo mayor, quien negaba ante Ruz que tuviera cuentas fuera de España un mes y medio después de haber movido 2,4 millones de euros de Andorra a México.

La irrupción del juez Pedraz ha provocado un tsunami en los restos del oasis. Sobre Oleguer Pujol penden siete grandes transacciones inmobiliarias que el magistrado considera dudosas. Y suponen dos mil millones de euros sobre cuyo origen y fiscalidad hay más que sospechas, de ahí que Oleguer haya quedado en libertad, pero con los cargos de blanqueo de capitales y fraude fiscal, tras negarse a declarar en la comisaría barcelonesa de La Verneda. Prefiere hacerlo en Madrid, en la Audiencia Nacional, por consejo de su abogado Cristóbal Martell.

Parte de bajas

El parte de bajas y recuento de daños es desolador para el clan Pujol. Entre el martes y el jueves su situación se ha agravado hasta extremos inimaginables cuando el pasado 15 de septiembre Jordi Pujol Ferrusola salía por su propio pie y sin medidas cautelares de la Audiencia Nacional después de declarar ante Ruz en sesión de mañana y tarde. Además del juez de Liechtenstein, Michel Jhle, los magistrados de la Audiencia Nacional Pedraz y Ruz investigan al menor y al mayor de los hijos respectivamente. Otra juez, la titular del juzgado número 9 de Barcelona, Silvia López Mejía, se encarga de la carpeta de Oriol Pujol, imputado por tráfico de influencias y cohecho en el caso de las ITV, mientras que la magistrada del 31 de la capital catalana, Zita Hernández cursa la carpeta que afecta a Jordi Pujol y Marta Ferrusola.

Oleguer es, por el momento, el miembro de la familia más afectado por la acción de la justicia. Su detención ha supuesto un antes y un después en el denominado caso Pujol. Hasta ahora, el vasto equipo jurídico capitaneado por Cristóbal Martell había logrado mantener relativamente al margen de incomodidades a la familia, pero el operativo de Pedraz y la Udef de este jueves ha demostrado que los Pujol ya no disponen de blindajes políticos consistentes.

Bronca entre policías

Desde primera hora, la Udef, con la presencia del fiscal anticorrupción de Barcelona, Fernando Bermejo, irrumpía en el domicilio barcelonés de Oleguer Pujol. A las pocas horas aparecía un retén de los Mossos d'Esquadra, enviado por la Consejería de Interior. La excusa era que habían recibido aviso de que se estaba produciendo una concentración no autorizada delante de la casa de Oleguer Pujol. Eran los periodistas, cámaras y fotógrafos que registraban el ir y venir de agentes de la Udef con cajas de documentos, ordenadores y otros efectos del detenido.

La detención no había sido, al parecer, una orden directa del juez sino una prevención de la Policía ante la posibilidad más que cierta de que el imputado destruyera pruebas. El letrado Martell se presentaba a los pocos minutos en el domicilio barcelonés del menor de la saga Pujol-Ferrusola y pretextaba defectos de forma en la intervención judicial que no sirvieron de nada, salvo para calmar a Oleguer Pujol.

Los perros policía husmeaban por todos los rincones de la casa y por el jardín. El juez y los agentes sospechan que tras la confesión del patriarca de la familia, el pasado 25 de julio, los Pujol podrían haber hecho acopio de efectivo. De hecho, emprendieron acciones judiciales contra la banca andorrana por revelación de secretos, lo que dio lugar a una comparecencia judicial en Andorra de Oleguer, Mireia, Pere y Marta Pujol, así como la madre de los cuatro citados, Marta Ferrusola.

A las 13:00 horas del jueves, mossos y policías muncipales de Barcelona formaban ante la puerta del domicilio de Oleguer Pujol un cordón para alejar a los periodistas, en tanto que los agentes de la Policía Nacional salían con cajas de documentación. Pero el cordón no era una cortesía de las policías catalanas. Hubo momentos de tensión, sobre todo cuando la policía judicial se llevó detenido a Oleguer Pujol. Los mossos hicieron todo lo posible por dificultar el operativo, según fuentes de la Policía Nacional, hasta el punto de que los agentes de la Udef que transportaban las cajas con el material requisado, tuvieron que atravesar un pasillo de periodistas mientras los mossos intentaban preservar en vano la intimidad de Oleguer Pujol.

Coche de Google

Por si a la escena le faltaban elementos, un coche de Google Street View dedicado a la cartografía digital pasaba por delante de la casa del menor de los Pujol Ferrusola, en uno de los barrios más exclusivos de la zona alta de Barcelona, en la calle Teodor Roviralta. Era la guinda del día más aciago de la familia desde que el 25 de julio el patriarca del catalanismo confesara la existencia de una fortuna en el extranjero.

Es el primer Pujol Ferrusola detenido, un antes y un después en la historia de los Pujol y un hecho que incendió al frente separatista, que desde el primer momento insistió en el carácter "político" de la acción judicial. El número dos de Convergència, Josep Rull, criticaba la "gestualidad" de la "justicia española". La presidenta de Òmnium Cultural y musa del separatismo, Muriel Casals, vinculaba la detención de Oleguer a la conversión de Pujol padre al independentismo, y David Fernàndez, lider de las CUP, se quejaba de que a Rodrigo Rato no se le había detenido mientras que el pequeño de los Pujol sufría un calvario policial.

De la sandalia a presidente de comisión

Se da la circunstancia de que David Fernández, que amenazó al antedicho Rato con una sandalia en una comisión del parlamento catalán, ha sido designado presidente de la comisión parlamentaria que debe abordar el caso Pujol. Eso siempre que Mas, tras el referéndum del 9-N no convoque elecciones, en cuyo caso la dicha comisión no llegaría siquiera a constituirse.

Tanto las CUP, como ERC e Iniciativa han pactado con Mas un disenso consistente en que mientras la Generalidad y los Ayuntamientos organizan el referéndum del 9-N, los partidos se encargarán de la movilización de sus bases. El debate en el frente separatista sobre el hipotético adelanto electoral ha quedado aplazado hasta el 10 de noviembre.

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