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Inexplicable despiste de 'El País' con Oleguer Pujol

La prensa se vuelca con la pintoresca detención de Oleguer, el peque de los Pujol.

"Pedraz cree que Oleguer lavó el dinero de la familia Pujol", dice El Mundo. Qué familia tan bien organizada. Así da gusto. Este lo robó, este lo sacó, este lo lavó y este gordito se lo gastó. Oleguer era "el consejero delegado de Pujol SL". Casimiro está exultante. "Ya son cinco las causas judiciales que afrontan siete miembros de la familia Pujol, a quienes durante años les fue muy bien en España. Pero su suerte estaba ligada a una patente de impunidad que ya ha tocado a su fin". Santiago González se solidariza conmigo. "La lectura de los periódicos se está convirtiendo en un ejercicio agotador". Y que lo digas, Santiago, y que lo digas. Peor que ir a la mina. "Oleguer es una muestra de eso que llamamos la juventud mejor preparada de la historia", dice con mucha coña. "Los niños, ya se sabe, lo que ven en casa". Y Oleguer contaba con "la enseñanza de los padres y, además, con el ejemplo de sus hermanos mayores". Un orgullo para la familia. Especialmente gracioso se muestra Santiago con papá Pujol. Dice que los perros que empleó la policía para registrar el domicilio de Oleguer sobraban. "Tal vez habría sido más efectivo llevar a Pujol padre, que ayer debutaba como pensionista. Después de haber renunciado a la vitalicia de 86.400 euros anuales y tener que conformarse con 2.500 al mes tiene que estar con síndrome de abstinencia. Bastaría haberle llevado a la casa de Oleguer, ponerlo a recorrer estancias y pasillos y esperar a que se le disparase el tic para ponerse a escarbar allí".

Federico Jiménez Losantos se centra en el PP. "Nunca he creído en la vuelta de Aznar a la política, así que alancear su fantasma desde el Gobierno me parece un ejercicio suicida, un torneo en el que las dos aspirantes a heredar a Rajoy juegan a la ruleta rusa con los restos del PP", que "hoy se parece a la UCD de Calvo Sotelo pero sin calidad en la fontanería". Pues por dinero no será. Soraya y Cospedal, "ávidas de poder, van camino de matar a todos antes de que Rajoy las mate a ellas. Para entonces, el muerto será el PP". Verás como no es para tanto, seguro que nos entierra a ti y a mí.

El País tiene otras cosas más importantes en que pensar y se le ha pasado lo de Oleguer. "La Generalitat organiza el 9-N por Internet para no dejar rastro". Pues lo llevan claro, luego lo metes en Google y te aparece todo. La huella digital, lo llaman. Le siguen en importancia que "la recuperación del empleo sigue apoyada en contratos temporales". Y los "Chinos en España". Lo de Oleguer sólo les merece un pie de foto. "Oleguer Pujol, en libertad con cargos por blanqueo y fraude". ¿Y el registro? ¿Y la detención? El Ojo Izquierdo les va a poner a caldo. Sí que le dedica un editorial, menos mal ya empezábamos a pensar mal. Dice, suponemos que en plan broma, que "en los procedimientos criminales es indispensable ser exquisito, como requiere la presunción de inocencia". Aunque "todo apunta a que bajo el manto del mandato patriarcal de los Pujol proliferaron negocios no santos de su esposa e hijos". "No santos", dice. Pues sí que están exquisitos, sí. Pero "sería maligno y erróneo cargar el lastre de los negocios pujolistas sobre el reciente independentismo". "La única forma de interponer distancia habría sido activar la investigación parlamentaria sobre las presuntas coyundas entre la familia y 'su' Administración". ¿Así que presuntas coyundas? Cuánta palabreja para tapar la corrupción.

ABC dice que "el juez desmonta la tapadera de Oleguer Pujol para lavar dinero". En flagrante desobediencia a los dictados de Cebrián, va y enlaza, o coyunda si le mola más a El País, la corrupción de los Pujol con el nacionalismo. "El nacionalismo catalán ha desarrollado la versión patriótica de la corrupción, en la que se disculpa a quien la practica siempre que sea un líder carismático de la nación. Mientras poco a poco va enmudeciendo la consulta del 9-N, y aunque Artur Mas invente una caricatura de referendo para sustituirla, el caso Pujol escala posiciones como un ruidoso escándalo que trasciende a la familia protagonista y señala directamente a un régimen político y social que ha consentido la corrupción hasta el extremo de convertirla en seña de identidad". Carlos Herrera, de natural desconfiado, y ayudado por la inexplicable resistencia de la Fiscalía a imponer "medidas severas" contra los Pujol pese al trajín que se traen con los millones de acá para allá, dice que "algunos observadores se malician que el caso Pujol, desde el padre hasta el último de los hermanos, no es más que una moneda de cambio en los complicados equilibrios a realizar para evitar males mayores en esa soberbia estupidez colectiva que se vive en Cataluña". Los columnistas de ABC viven en un ¡ay! con este chorreo de corrupción. Hermann Tertsch dice que la peña está hecha una "furia" y que "nadie se lo puede reprochar". "Habrá que afrontar el año electoral con un país crispado, agrio y ya inmerso en una violencia verbal, unas hostilidades que sólo cabe desear que no nos lleven a nada peor", Dios te oiga, Hermann. "La esperanza ya radica en que España no se inflija a sí misma unos daños irreversibles antes de que la sociedad recupere algo el pulso y un cierto sentido de sus intereses reales para el futuro". Carrascal dice que España "no es Sicilia, pero se parece" en que "nuestra crónica política se ha convertido en una crónica de tribunales". Y Gistau mira al PP y lo ve "paralizado como un conejo al que deslumbran las luces del coche que lo va a atropellar". No sé, Gistau, a mí imaginarme al pobre conejito desvalido me da penilla -se me quita un poco cuando me lo imagino al ajillo- y el PP ninguna. ¿Me estaré convirtiendo en una desalmada?

De la portada de La Razon destaca la foto del tal Oleguer entrando en su casa con gafas de sol y una sonrisita de chulo sobrado que parece la marca de la casa Pujol. "El juez investiga si Oleguer Pujol blanqueó comisiones del clan en siete 'pelotazos'". "Rasputín sabía que iban a registra su casa", asegura el periódico. "Su abogado estaba con él cuando llegaron los agentes a las ocho de la mañana". ¿Y entonces, por qué no le dio al botón para borrar archivos? Dice el editorial que "ni Jordi Pujol es Cataluña ni los catalanes pueden ser convertidos en potenciales cómplices de una actuación personal reprochable", y que aquí quien tiene que actuar "y convendría que no se demoraran", son los tribunales. ¡Eh, sin meter prisas! Ely del Valle se hace cargo de los apuros que debe estar pasando la familia. "Cada vez que cae uno del clan tiene que pasarle los tejemanejes a otro, y quedan pocos. Entre eso y el disgusto de ver al pequeño Oleguer detenido cuarto y mitad de hora como cualquier robamóviles de poca monta, me imagino que los sufridos Pujol deben estar en un sinvivir". Ya te digo, pobre Oleguer, ¿pues no se lo llevaron a comisaría y todo? Estas cosas pasan por estar bajo el yugo español.

La Vanguardia dice que "el juez busca patrimonio oculto del hijo menor de Pujol" y desmiente a La Razón diciendo que "abrió la puerta en pijama". Explica el por qué ha acabado así un muchacho que tanto prometía. "Pasó de ser activista por la independencia a hombre de negocios en Madrid". "El otro madrileño", le llamaban los allegados. Una vergüenza para la nación.

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