Tal día como hoy, 3 de noviembre, pero de 2013, Libertad Digital contaba en su portada que Baltasar Garzón y otras personalidades mandaron una carta abierta al PSOE en la que se ofrecían para "derrotar a la derecha" que estaba "aprovechando la crisis para empujar al desempleo y a la marginación a amplias capas de la sociedad".
Entre los firmantes estaban José Carrillo, Pilar del Río y empresarios, sindicalistas y exdirigentes de Izquierda Unida. Estos mismo se definían como "personas comprometidas con la izquierda" que querían participar en la conferencia política de los socialistas. En la misiva decían que "es imprescindible, y urgente, revertir la destrucción de derechos que el PP está ejecutando a través de los recortes".
Esta carta hizo mucho daño al diputado de Izquierda Unida. Gaspar Llamazares dijo que tenía que "comprobar si ha firmado el manifiesto realmente. Yo tengo que hablar con él porque no lo he hecho todavía. Pero sí estoy sorprendido porque no era esta la idea que teníamos, la idea que compartimos mucha gente y que creo que todavía compartimos, que es que para conseguir refundar la izquierda española es necesario partir de IU para ampliar IU y soldar la ruptura entre lo social y lo político. Desde luego donde no se refunda la izquierda es en el actual PSOE con la actual dirección del PSOE".
Llamazares llegó a decir que se arrepentía de haber propuesto a Garzón como candidato de la formación a las elecciones europeas: "Probablemente yo me haya equivocado en personalizar. Esta zancadilla no deja de ser un traspié para el propio Garzón, porque ahora puede parecer más un candidato de parte del PSOE que un candidato de consenso, o de parte del ciudadano".
Más tarde, el grupo al que pertenecía Garzón presionó a Izquierda Unida para pactar con los socialistas. Valoraron las conclusiones de la Conferencia Política celebrada por el PSOE y creían que con ella "el PSOE se hace reconocible para la izquierda" y "construye los ejes de una alternativa". No obstante, creían que al Partido Socialista todavía le faltaba bastante “para encontrar un equilibrio entre el federalismo y el españolismo".
Las asociación Convocatoria Cívica, presidida por Garzón, anunció en junio de 2014 la decisión de "participar activamente en el escenario político electoral español a la vez que propiciará el debate y el consenso", con el objetivo de reunir en una sola coalición a todas las plataformas que buscan un "cambio social". El exjuez de la Audiencia Nacional hizo una llamada a “otras fuerzas, plataformas, corrientes, grupos, movimientos, mareas y partidos para que entre todos podamos ser, no varios más, sino quienes decidan el futuro de nuestro país”.
De esta forma, se postularon como plataforma para "un verdadero cambio social y político frente al modelo de los partidos tradicionales y sus estructuras obsoletas y alejadas de los problemas reales de la sociedad, para, desde el diálogo y la colaboración, aglutinar y unir fuerzas para consensuar propuestas y objetivos, en forma participativa, proponiendo una gran coalición en la que los ciudadanos hagan que su voz sea escuchada y contribuyan a decidir su futuro".
Garzón, apartado de la carrera judicial por cometer delito de prevaricación en el caso de las escuchas de Gürtel, quería volver a la política después de que en el año 1993 Felipe González, acosado por la corrupción, le llevara como número 2 del PSOE por Madrid. Elegido presidente por última vez, le nombró delegado del Gobierno para el Plan Contra las Drogas, cuando él quería ser ministro del Interior.
Al año siguiente, Felipe González tampoco se acuerda del juez después de la dimisión del ministro Antoni Asunción por la fuga de Luis Roldán. El entonces presidente del Gobierno puso al frente de la cartera de Interior al también titular de Justicia, Juan Alberto Belloch. Esa decisión provocó la salida de Garzón de la política y, de nuevo en la Audiencia Nacional, reabre el sumario de los GAL apuntando a la cúpula de Interior de sus antiguos compañeros en el PSOE.