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Los médicos andaluces cobrarán más si mandan menos enfermos al especialista

El Sindicato Médico Andaluz lo ha denunciado de nuevo y esta vez con documentos incuestionables.

El Servicio Andaluz de Salud, agencia administrativa de la Junta de Andalucía dedicada a la sanidad general, reparte incentivos salariales vinculados al cumplimiento de un catálogo de objetivos concebidos teóricamente para medir el rendimiento laboral y la eficiencia en las prestaciones. Esto es, recortes de servicios para los ciudadanos.

Concretamente, se premia a los médicos que reduzcan el número de pacientes que remiten a los especialistas. Cuantos menos manden, más cobran. El Sindicato Médico Andaluz lo ha denunciado de nuevo y esta vez con documentos incuestionables.

De hecho, se encuentra en una de las recomendaciones recogidas en el denominado Acuerdo de Gestión Clínica que trae a colación ABC. Este es un documento oficial de la dirección del SAS y en él se dice que es "objetivo común" para 2015 "disminuir las derivaciones" a determinadas especialidades.

Eso sí, cada Unidad de Gestión Clínica -UGC- podrá determinar a qué especialidades afectan las restricciones y en qué supuestos. Sabedor de la dificultad de precisar estas restricciones, el SAS decide apostar por ellas cuantitativamente. "Mientras no podamos medir la disminución de procesos concretos, mediremos como indicador indirecto el número global de derivaciones", expresa el SAS en el documento mencionado.

La lógica de la Junta

Según la lógica de la Junta, el médico de Atención Primaria que mande menos pacientes a los especialistas, alivia la presión de la temida lista de espera, es más rentable para la Junta que gasta menos y, por tanto, tiene que ser premiado con un plus de productividad.

El Sindicato Médico Andaluz ha denunciado que el SAS no fija un criterio de calidad sino numérico y economicista: cuanto menos se gaste y menos pacientes se envíen a especialistas, mejor. Ciertamente hay que mejorar el rendimiento de la sanidad andaluza, pero con este sistema se recorta el presupuesto y se echa encima del médico de Atención Primaria la responsabilidad de decidir en pocos minutos, entre 3 y 5, si el paciente debe ser o no derivado a un especialista. Si decide que no, cobrará más, lo cual es inadmisible éticamente.

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