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Intentan secuestrar a Melchor Miralles en México

El periodista relata en ABC el intento de rapto que sufrió en Chiapas, donde rodaba un documental.

El periodista relata en ABC el intento de rapto que sufrió en Chiapas, donde rodaba un documental.
Melchor Miralles.

Melchor Miralles relata en ABC que estaba en su habitación en un Hotel de Chiapas, México, cuando en la madrugada del sábado le llamó un hombre que se identificó como "el que controla este Estado". "Aquí no mandan la policía, ni el Ejército, mando yo", le dijo la siniestra voz, antes de avisarle de que tenía sus datos personales.

"No enciendas la luz, estamos fuera, güey, te vemos". Y le advirtieron de que si no colaboraba le matarían a él y a su familia: "Te brinco güey, nos chingamos a tu familia, puto, y te chingamos a ti, hijo de la gran chingada, te partimos la madre", le dijeron. El hombre le dijo que quería dinero y le pidieron que saliera a la calle y se subiera a un coche.

Miralles estaba en Chiapas rodando un documental sobre la inmigración clandestina a EEUU en un tren -La Bestia- que llama de la muerte en el que los que se suben se arriesgan a ser extorsionados, mutilados, violados o asesinados a manos de las maras, los sicarios, los cárteles, los narcos, incluso de la policía federal o del Ejército. Miralles estaba dispuesto a subirse en ese tren, pero "alguien quería impedirlo a cualquier precio", relata.

El periodista reaccionó llamando desde su móvil con mucho sigilo a un compañero del equipo. "Me están secuestrando", le dijo. Mientras, los secuestradores le ordenaron que se vistiera, saliera del hotel y se subiera a un taxi.

Miralles bajó a recepción y allí se reunió con sus compañeros a la espera de que llegara la Fiscalía de Delitos contra el Migrante y la Policía Federal. Catorce horas estuvieron retenidos en el hotel y desde allí, escoltados por la policía los trasladaron al aeropuerto para abandonar México a toda prisa.

Se queja el periodista de que "este intento de secuestro se ha cargado nuestro documental". Tanto la policía española como sus contactos mexicanos le advirtieron de que "no era un secuestro virtual o para pillar unos dólares. Iban a por ti, a por vosotros, porque no querían que acabarais vuestro trabajo". "Lo han conseguido", dice Miralles.

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