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La Policía detiene a tres curas y un laico por los casos de pederastia en Granada

La causa tiene su origen en la denuncia que un joven interpuso en octubre por supuestos abusos sexuales ante la Fiscalía, informa el ministro.

La causa tiene su origen en la denuncia que un joven interpuso en octubre por supuestos abusos sexuales ante la Fiscalía, informa el ministro.

Agentes de la Policía Nacional han arrestado este lunes a cuatro personas, tres sacerdores y un laico, por su presunta relación con los casos de pederastia denunciados en Granada, según ha informado el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz ante los medios de comunicación.

"Hace tiempo ya que están abiertas unas diligencias declaradas secretas. Esta mañana se ha procedido por parte de la Policial a la detención y puesta a disposición judicial de cuatro personas, cuatro sacerdotes implicados en ese asunto", ha dicho el ministro, según recoge Europa Press.

Fernández Díaz ha evitado dar más detalles sobre la investigación o el número de denuncias presentadas en este caso por ese carácter secreto de las diligencias abiertas, aunque ha especificado que su departamento tenía conocimiento del caso desde "hace tiempo" y "no solo por los medios de comunicación". "No puedo entrar en la concreción", ha señalado.

En cuanto al impacto de un caso así para la Iglesia, el ministro se ha remitido a la opinión sobre este asunto expresada por la Conferencia Episcopal Española y ha defendido que "la máxima jerarquía de la iglesia, el Papa, ha sido quien precisamente ha sido más beligerante para que este caso saliera a la luz".

"Creo que nadie puede poner en cuestión que Juan Pablo II, Benedicto XVI y ahora el Papa Francisco están siendo absolutamente beligerantes para erradicar del seno de la Iglesia este tipo de comportamientos que a todos nos conmueven y a todos nos producen un daño muy grande", ha señalado.

La causa tiene su origen en la denuncia que un joven de 24 años interpuso en octubre por supuestos abusos sexuales ante la Fiscalía, después de recibir en agosto una llamada telefónica del papa Francisco, que le pidió perdón en nombre de la Iglesia tras leer el escrito en el que le relató los hechos, ocurridos cuando era menor.

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