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El negocio telefónico del separatismo catalán

Las empresas se marchan de Cataluña, pero el "proceso" facilita la creación de compañías telefónicas como Parlem.

Los votantes del referéndum del 9-N son el público objetivo de los negocios que surgen al calor del proceso separatista. Mientras la economía en Cataluña retrocede, los jueces tumban las privatizaciones de la Generalidad, los teóricos inversores de los grandes proyectos huyen ante la inestabilidad política y las empresas extranjeras trasladan sus sedes a Madrid (Coca-Cola y Audi son algunos de los ejemplos más notables), florece una nueva clase empresarial, un selecto grupo de notables que han dado el paso y se han puesto al lado de Artur Mas en su plan independentista.

Vislumbran oportunidades de negocio, sobre todo en el ámbito de las telecomunicaciones, si Cataluña logra la independencia y el catalán se convierte en el idioma oficial único. De ahí el nacimiento de la primera compañía telefónica para el nuevo estado, Parlem (Hablemos), una sociedad que tiene entre sus propósitos crear una "estructura de país" y convertir el catalán en lengua hegemónica.

La ideología de la nueva compañía telefónica está clara desde su "manifiesto" fundacional, que reza así: "Creemos que una empresa es catalana cuando defiende los valores que, transversalmente, comparte la mayoría de la sociedad del país. De hecho, ser una empresa catalana no es sólo tener su sede central en Cataluña. Va mucho más allá de eso. Una empresa catalana es la que adecua sus productos y servicios a la realidad del país. Y, además, lo hace en lógica catalana. Creemos que la lengua, vehículo y motor de la catalanidad, debe ser respetada y potenciada en todos los ámbitos y, especialmente, en aquellos donde menos representada está. El ámbito empresarial, sin duda, es uno de ellos. Por ello, Hablemos es una compañía que hace del catalán su lengua habitual de relación, de comunicación y de representación institucional".

Pese a todo, Parlem también emplea el idioma español y no renuncia a captar clientes con esa lengua materna. Confían en llegar a los diez mil clientes antes de que finalice diciembre y convertirse en un par de años en la cuarta compañía de telefonía en Cataluña, con un 7% de un mercado de 5,4 millones de usuarios y algo más de ocho millones de tarjetas sim.

En el otro lado se sitúan los pequeños y medianos empresarios que ven peligrar sus negocios o que ya han sufrido los costes económicos de la deriva de Artur Mas. Son algunos de los que han constituido Empresaris de Catalunya, una entidad contraria al separatismo. Según informó el digital catalán Crónica Global, esta organización "está presidida por Mariano Ganduxer (Grup Bonanova) y cuenta con José Bou (Bahía Franc y bollerías Jaime Bou) como vicepresidente. Otros nombres que forman parte de la iniciativa son Ferran Brunet, José Miguel Contreras, Sergio Martínez Campos y Ramón Romagosa, y diversos profesores de escuelas de negocios y universidades".

Según la misma página, esta agrupación denuncia "el intento de las instituciones que representan al mismo Estado en Cataluña de silenciar opiniones divergentes y plurales", y juzgan "necesaria una asociación que libremente exprese sus preocupaciones sobre los perjuicios reales que podría acarrear una hipotética secesión de Cataluña del resto del Estado español".

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