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"Mi intención era atentar contra los políticos porque son todos iguales"

Padece esquizofrenia y problemas con las drogas y fue detenido en 1999, según fuentes policiales. Estaba en paro desde el mes de mayo.

Padece esquizofrenia y problemas con las drogas y fue detenido en 1999, según fuentes policiales. Estaba en paro desde el mes de mayo.
l detenido por empotrar su coche con explosivos contra la sede nacional del PP, en la calle Génova de Madrid, Daniel Pérez B. | EFE

El hombre detenido tras empotrar a primera hora de la mañana su coche con dos bombonas de gas butano y fertilizantes en la sede nacional del PP, en la calle de Génova de Madrid, padece esquizofrenia y fue detenido en 1999 por la Guardia Civil por el hurto de un vehículo.

Así lo han asegurado a Efe fuentes policiales que señalan que "se ha determinado" que el arrestado, Daniel Pérez Berlanga, de 37 años y natural de Bronchales (Teruel), padece esquizofrenia y problemas con la drogas. Desde el pasado mes de mayo estaba en paro, han añadido las mismas fuentes que han indicado que Daniel Pérez había trabajado en periodos interrumpidos en Utisa, una fábrica de aglomerados de madera ubicada en la provincia de Teruel.

El detenido se encuentra en dependencias policiales de la Brigada Provincial de Información de Madrid, situadas en el barrio de Moratalaz. "Mi intención era atentar contra los políticos porque todos son iguales", ha declarado tras ser detenido, según fuentes policiales. "Igual podía haber atentado contra el PP, que contra cualquier otro partido", añaden.

El hombre ha conseguido meter el coche, un Citroen Xantia, en la entrada de la sede del PP y técnicos especialistas en desactivación de explosivos (Tedax) han encontrado en su interior han sido varios kilos de nitrato amónico, un iniciador y un temporizador. Además llevaba dos bombonas de butano. Tras una primera inspección, los agentes han concluido que había sido difícil que el "rudimentario" y "casero" artefacto llegara explotar.

"Se le ha ido la pinza, estamos sorprendidísimos"

Actualmente no parecía tener ningún problema y se encontraba bien, según ha relatado el alcalde de su localidad, Bronchales (Teruel). En declaraciones a Telecinco recogidas por Europa Press, el alcalde, Paco Nacher Dobón (CHA), ha relatado que el detenido es soltero, que vive cerca de la casa de sus padres, y que el pueblo, que tiene 380 habitantes, está "consternado". "No sé qué le ha podido pasar, se le ha ido la pinza, estamos sorprendidísimos", ha admitido el regidor.

Nacher también ha confirmado que hace meses se presentó a una plaza para ser vigilante del coto micológico recién creado en la localidad. El alcalde no tiene constancia de que el detenido tenga problemas con la Justicia ni antecedentes penales, ni tampoco problemas con las drogas. Tampoco se le conoce ningún activismo político.

No obstante, ha relatado que hace "10 o 12 años" tuvo un episodio de depresión, robó un coche de un vecino y fue detenido por la Policía. También ha relatado que en el pasado trabajó en una fábrica de maderera cercana y ha aventurado que su nivel de estudios será la EGB. Preguntado si el detenido pudo conseguir en la zona algún fertilizante como el nitrato de amonio, que podría servir como explosivo, ha replicado que el pueblo vive sobre todo del turismo y "muy poquito" de la agricultura. "No tenemos ni médicos ni escuela, mucho menos podemos tener de eso", ha dicho.

"Pensé que era alguien que estaba bebido"

Isabel, la quiosquera de enfrente de Génova 13, pensó que era "un despistado, alguien que estaba bebido", mientras que dentro del edificio, Inés, que limpiaba en la primera planta, se sobresaltaba con el estruendo. Arrancaba una mañana de desconcierto y cordones policiales, que han sido levantados siete horas después, tras la visita a Génova de Rajoy, Cospedal y Floriano, para comprobar personalmente los desperfectos.

"Pensé que era un despistado, alguien que estaba bebido, porque por aquí hay muchos 'after' y van golositos", ha dicho a Efe la quiosquera, que despedía en la calle a una clienta cuando presenció el "acelerón" de un coche oscuro. "Se metió hasta dentro y el cierre cayó", ha asegurado esta mujer, que no tuvo tiempo de cerrar su negocio cuando la policía "inmediatamente" la desalojó hasta un bar cercano.

Al mismo tiempo, dentro de la sede del PP, media docena de trabajadores eran evacuados, entre ellos Inés, que avisó por teléfono a la secretaria de Esperanza Aguirre, tras cambiar impresiones con otra limpiadora que vio lo ocurrido desde la calle y a la que, según fuentes populares, el coche casi atropella. Para vecinos, comerciantes y otros trabajadores de la zona la noticia llegaba al mismo tiempo que el ir y venir de coches, el despliegue policial y las calles cortadas.

"Cogemos un taxi y vamos a casa de la abuela", le ha dicho una mujer a sus tres hijos, cuando al tercer intento de cruzar el cordón de la calle Almagro para llevarlos al colegio un agente se lo ha impedido. Decenas de empleados de oficinas, bares y tiendas de la zona han pasado la mañana recluidos en cafeterías o pasando frío en la calle hasta que han podido ocupar sus puestos de trabajo.

Otros han optado por volver a sus casas y no han faltado los curiosos arremolinados para ver cómo la grúa se llevaba el coche desempotrado. "Salimos del instituto y venimos por curiosidad", contaba un grupo de estudiantes de 1º de bachillerato del IES San Mateo, que se habían informado de lo ocurrido por internet. "La gente está un poco harta, pero lo de las bombonas es exagerado", opinaba uno, a lo que otro apostillaba: "Menos mal que no ha explotado".

A poco metros, la organizadora de un mercadillo aprovechaba la aglomeración para repartir publicidad de su evento y unas camareras que volvían por fin a su trabajo comentaban que "lo raro es que no haya pasado algo así antes".

Con los accesos abiertos y el tráfico de Génova restablecido, han llegado los chistes y había hasta quien reclamaba un 'souvenir': "¡Yo quiero un trozo de coche!", bromeaba una chica. A sus pies, un bolardo arrancado daba cuenta del suceso, mientras los trabajadores del PP comprobaban con asombro, ya en el interior de la sede, que el árbol de Navidad de la entrada seguía intacto.

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