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La 'Riveradependencia' de Ciudadanos

Su presidente es el gran activo del partido, así como su marca, pero no se visualizan otros liderazgos y se arrastran problemas internos

Su presidente es el gran activo del partido, así como su marca, pero no se visualizan otros liderazgos y se arrastran problemas internos

Que 2015 puede ser el año de mayor transformación política en España desde las primeras elecciones democráticas de 1977 no está en duda, tampoco que Ciudadanos tiene visos de ser, con permiso de Podemos, uno de los grandes protagonistas de ese cambio. Arropado por la última encuesta de Metroscopia, en la que por primera vez supera en intención de voto a UPyD e IU y se sitúa como cuarta fuerza política del país, Albert Rivera repite estos días a quien quiera escucharle, incluidas millonarias audiencias del prime time televisivo, que el bipartidismo va a fenecer a manos de un sistema con cuatro partidos, los viejos PP y PSOE y los nuevos Podemos y Ciudadanos. Sin duda su tirón como líder y su conexión con la nueva generación que pretende asaltar el trono político, a la que también pertenecen Pablo Iglesias y Pedro Sánchez, es el gran activo del salto nacional de Ciudadanos, al que el adelanto de las elecciones catalanas le puede causar más problemas de los previstos. No es la única fortaleza de la joven formación, que también presenta debilidades importantes.

Fortalezas

Un líder

Albert Rivera es, demoscopia en mano, uno de los líderes políticos mejor valorados. Una alta estima que se extiende incluso a sus rivales políticos. Así le definía en una entrevista Pablo Iglesias "un crack, no pude con él". Nadie duda de su capacidad oratoria y de su carisma. Según el último sondeo de Metroscopia para El País el líder de Ciudadanos sería el mejor valorado aun cuando su índice de conocimiento alcanza apenas el 58% de la población, muy inferior a los de Mariano Rajoy, Pedro Sánchez o Rosa Díez, e incluso a los del candidato de IU en las próximas elecciones generales, Alberto Garzón, al que conoce un 77% de los españoles.

Una marca de éxito

En privado, Albert Rivera suele comentar con sorna cómo muchos de los diputados de Cataluña que debaten con él desde 2006 lamentan que al mencionar la palabra ciudadanos, casi inevitable en cualquier discurso político, parecen hacerle una cuña al partido. Ciudadanos, como Podemos, responde a una nueva tipología de siglas políticas que evitan expresamente llamarse partido, como hacen por ejemplo el PP y el PSOE, e incluso cualquier palabra que pueda asociarse remotamente a una ideología, como socialista, liberal o comunista. Se trata de nombres neutros que tienen gran acogida entre todo tipo de personas y que permiten utilizarlos muy fácilmente en recursos publicitarios. Conocida es la letra oficiosa del himno nacional que Joaquín Sabina compuso y que Ciudadanos utilizó en un vídeo electoral.

Líderes en redes sociales

De eso presume el partido, citando los estudios de Estudio Sentisis y el índice Klout, que le señalan como el que más comentarios positivos genera en la red y uno de los más influyentes. La nueva política no puede ser ajena a espacios como Twiter, aunque ahí los muy meritorios 164.000 seguidores de Albert Rivera palidecen al lado de los más de 700.000 de Pablo Iglesias.

Vencedor en la pugna con UPyD

Aunque el resultado de las negociaciones del pasado otoño es que la formación magenta y la anaranjada no sumarán fuerzas, parece indudable que los de Rosa Díez han salido mucho más dañados del proceso, como prueba la abrupta salida del eurodiputado y dos veces cabeza de cartel de la formación Francisco Sosa Wagner. Los dirigentes de UPyD han acusado a Rivera de intentar una OPA hostil, al tiempo que lamentan que los medios hayan favorecido, a su juicio, a Ciudadanos. La incomparecencia de Díez tras esos encuentros, de los que Rivera dio explicaciones en todo momento, y varios errores estratégicos de comunicación (se repartió un documento a la prensa antes de la última reunión con las conclusiones ya fijadas y caprichosamente los dirigentes de UPyD hicieron trasladarse a la prensa a su sede, en la otra punta de Madrid, en vez de comparecer, como hizo Rivera, en el mismo hotel donde tuvo lugar el encuentro) terminaron de empeorar un trimestre aciago para el partido magenta. Tras la ruptura Rivera insistió en que se construiría la Tercera España "con o sin UPyD", las primeras catas demoscópicas de 2015 parecen darle la razón.

Capacidad de atraer a descontentos del PP

Cualquiera que quiera apostar sobre seguro, puede hacerlo a que el PP no repetirá la mayoría absoluta de 2011. Lo previsible, de hecho, es que los de Mariano Rajoy queden muy lejos de los más de diez millones de votos que obtuvieron entonces. Cuatro años después habrá, por tanto, varios millones de descontentos a repartir y, según Metroscopia, Ciudadanos podría recibir de ahí la mitad de sus apoyos, estimados en unos dos millones de sufragios, el 8% del electorado que le garantizaría un grupo propio en el próximo Congreso de los Diputados. La defensa de los emprendedores que hace Ciudadanos y el perfil personal de muchos de sus dirigentes, no en vano Rivera es un hijo de pequeños comerciantes formado en Esade y que trabajó como abogado en La Caixa, lo hacen un partido atractivo para antiguos votantes del PP. Una condición en la que se encuentra el propio Rivera y alguno de los líderes emergentes del partido como el portavoz en Madrid Ignacio Aguado, que confesaba a Libertad Digital haber votado en 2003 a Esperanza Aguirre y a Alberto Ruiz Gallardón.

Debilidades

Carencia de cuadros

Algo que evidencia el dilema de Rivera sobre si concurrir como candidato a las elecciones catalanas, a las generales o incluso, con una separación de apenas dos meses, a ambas. Hasta ahora, el único éxito nacional del partido, las europeas del año pasado, vino de la mano de dos `paracaidistas´ como Javier Nart y Juan Carlos Girauta, si bien este último se ha integrado plenamente en la organización del partido, a cuya Ejecutiva pertenece.

Percepción como partido catalán

Al margen de la peculiar situación de Cataluña por el nacionalismo, no parece razonable que un proyecto nacional pueda estructurarse y operar fuera de Madrid, el centro neurálgico de la política española, como Washington lo es de la americana. En Madrid capital los afiliados ya se cuentan casi por un millar y han abierto una céntrica sede, pero no tienen representación en el Consejo General del partido e internamente confiesan las diferencias que han tenido con "Barcelona", recelosa de alguno de sus planes. El portavoz de la agrupación madrileña, ya ha dejado claro que quiere ser candidato en mayo, pero la dirección podría optar por otros perfiles.

Crecimiento por absorción

Fue uno de los principales reproches de UPyD durante al negociación de otoño. Ciudadanos ha firmado acuerdos con diversas formaciones locales algunas no con la mejor reputación. Prueba de ello es que el número 22 de la lista europea del partido terminó siendo imputado en la Operación Púnica.

Percibido como parte de la "casta"

Sin duda será uno de los argumentos que, forzando hasta el extremo, utilizará Podemos en su contra. Ciudadanos ya tiene una década andada y eso conlleva problemas, como el caso Jordi Cañas, que renunció a sus cargos públicos por una imputación por asuntos ajenos a su gestión política, pero que ahora ejerce como asesor en el Parlamento Europeo a cuenta del partido. La respuesta interna siempre ha sido que no se le puede negar el derecho a trabajar, a lo que hay quien reprocha que no tiene que ser necesariamente el partido quien le provea de empleo.

Indefinición programática e ideológica

Ciudadanos, como reza su Ideario: "se nutre del liberalismo progresista y del socialismo democrático". Un poco antes el texto, cuando explica el surgimiento del partido en 2006, habla del "vacío de representación que existía en el espacio electoral de centro-izquierda no nacionalista" un párrafo referido exclusivamente a Cataluña que provocó agitados debates en el segundo y hasta ahora último Congreso del partido, celebrado en 2007. Lo fundamental del texto es obra del catedrático de Derecho Constitucional Francesc de Carreras, uno de los principales impulsores del partido que siempre se ha reconocido un "descontento" del PSC. Muchos, sin embargo, ven a Rivera, curiosamente alumno de De Carreras, como alguien con una sensibilidad más liberal, la que también comparte el eurodiputado Girauta pero no tanto su compañero de bancada Nart. Sin embargo, pese a esta ambigüedad, calculada o no, Ciudadanos tiene otro hándicap. Según el barómetro del CIS de otoño de 2014, es uno de los partidos que más rechazo suscita, solo superado por el PP y UPyD. Un 55% de los españoles asegura tajante que nunca les votaría, porcentaje que se eleva al 57% en el caso de la formación magenta y al 60% en el caso de los populares.

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