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El inglés de Pablo Iglesias no escapa a la comparación con el "relaxing cup" de Botella

Las redes sociales no han perdido detalle del road show de Pablo Iglesias por Nueva York. Su inglés no ha dejado indiferente a nadie.

Las redes sociales no han perdido detalle del road show de Pablo Iglesias por Nueva York. Su inglés no ha dejado indiferente a nadie.

Pablo Iglesias se ha ido de road show a la tierra del "gran satán", como llamó a EEUU el ayatolá Jomeini -uno de los personajes predilectos de Iglesias y Monedero-. En EEUU, Pablo Iglesias ha recorrido Nueva York, reuniéndose con los diplomáticos españoles en la ciudad y también con jóvenes de nuestro país que desarrollan allí su actividad profesional.

Además, Iglesias ha dado algunas entrevistas y conferencias en el idioma de Shakespeare. Su fluidez con el inglés no ha escapado a la perspicacia de las redes sociales que ya han comparado la soltura del líder de la coleta con la que tuvo Ana Botella y su ya mítica "relaxing cup of café con leche".

Pablo Iglesias fue entrevistado en Democracy Now por la periodista Amy Goodman –donde llegó a hablar de la serie The Wire-. La misma periodista, Amy Goodman, acompañó a Iglesias al centro The Graduate de la City University of New York, donde lo presentó como el secretario general de Podemos y dijo de él que podría convertirse en "el próximo presidente del gobierno en España".

Eso sí, otros muchos también destacaron que, pese a tener un inglés rudimentario, destacan que al menos se sometió a una importante batería de preguntas en inglés en un informativo norteamericano y salió airoso, "sin papeles" destacan algunos.

Iglesias también ha intervenido en español en su visita a EEUU. Lo hizo en el Círculo Español de Astoria, en Queens, ante jóvenes españoles que residen en Nueva York. "Queremos construir una España a la que podáis volver", dijo en español. "Nunca más una España sin vosotros", proclamó al final de su intervención. Unas palabras que tampoco escaparon a la sorna de Twitter. Hubo algunos que le recordaron que poder trabajar en Nueva York lejos de ser una imposición o una tortura era, para muchos, un privilegio.

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