"El TC da portazo a una consulta sin pacto político". Así de contundente titula La Vanguardia la resolución del Constitucional contra la ley de consultas catalana. "Rajoy se apoya en la unanimidad del tribunal para cerrarse a un referéndum".
Dice el periódico del conde de Godó en su editorial que "el tema de fondo de esta disputa legal es bien conocido. Hace años que en Catalunya se ha dado un movimiento de reivindicación del derecho a a decidir, primero, y un anhelo soberanista, después, que no pueden ser ignorados ni despachados con mecanismos expeditivos, pese a que -o precisamente porque- su apoyo contable real sigue sin precisarse. Ante esta situación se requiere mucho dialogo (…) Movimientos sociales de la envergadura de los registrados en Catalunya no pueden ser pasados por alto", considera, y "los poderes establecidos deben canalizar las aspiraciones populares".
La Vanguardia pide al Gobierno que si la Constitución no lo permite, "explore otros caminos para acomodar el sentir popular al marco legal". "Las leyes no deben ser nunca manejadas como un corsé o una mordaza, sino como un ámbito abierto a la interpretación, el diálogo y, en definitiva, la convivencia. No se legisla para silenciar las diversas voces de la sociedad, sino para articularlas".
Pero se ve que tanto anhelo no ha alcanzado a los comentaristas del periódico, porque ni uno se molesta en opinar sobre el asunto. Están mucho más motivados con el debate sobre el estado de la nación de la que quieren separarse. Ni a Pilar Rahola, siempre presta a dejar constancia de los atropellos que sufre Cataluña, le ha apetecido escribirse unas líneas para poner a caldo al Constitucional, al Gobierno, a España. Era más entretenido hablar de Celia Villalobos y el Candy Crush. Parece que en Cataluña su propio debate no pasa por los mejores momentos.