No coló. El grupo socialista en el Ayuntamiento de Barcelona y el de Iniciativa, ya absorbido por la coalición antisistema de Ada Colau (formada por podemistas, separatistas radicales, el "Proceso Constituyente" de la monja Forcades e IC), sumaron sus votos para facilitar que el alcalde nacionalista, Xavier Trias, no se viera en la tesitura de dar curso a una moción del PP en la que se reclama la liberación del alcalde de Caracas, Antonio Ledezma, así como la del líder del partido venezolano Voluntad Popular Leopoldo López.
La declaración popular, instada por el líder de esa formación en Barcelona, Alberto Fernández, consta de tres puntos: la liberación inmediata del alcalde y de los opositores al régimen de Maduro; subscribir todas aquellas declaraciones y comunicados nacionales e internacionales que promuevan el respeto a la Ley, la información fidedigna y veraz, así como el pleno respeto a los Derechos Humanos; y sumar al Ayuntamiento de Barcelona a las campañas en defensa del Estado de Derecho, libertad de expresión, reunión y asociación en Venezuela.
Al ser una declaración institucional no se puede aprobar por mayoría simple, sino que necesita el consenso de al menos 25 ediles. El pleno de Barcelona está formado por 41 concejales. El grupo municipal del alcalde Xavier Trias, CiU, estaba dispuesta a votar a favor del texto del PP, pero ante el cariz que tomaban las votaciones y la presencia de Ada Colau en la tribuna del público dirigiendo las operaciones de los partidos de izquierda, no mostró el más mínimo entusiasmo en defender el texto.
Alberto Fernández argumentó su propuesta en la creciente represión en Venezuela, citó los 43 muertos manifestantes muertos, según cifras oficiales, durante las manifestaciones el año pasado, el encarcelamiento, el 19 de febrero, del alcalde de Caracas acusado de formar parte de una "trama conspiratoria" y el asesinato de un adolescente de 14 años en las protestas posteriores.
Ninguno de estos datos hizo mella en el plenario, donde algunos concejales parecían más atentos a los estados de ánimo y humor de Ada Colau, a quien las encuestas dan casi como ganadora de las próximas elecciones municipales en la capital catalana, que al debate del propio pleno.