El martes Juan Marín realizará en el Parlamento de Andalucía la intervención más importante de su carrera política y una de las más importantes en la historia de Ciudadanos, en la que dará réplica al discurso de investidura que pronunciará este lunes Susana Díaz. Intervendrá en segundo lugar, después del portavoz de IU (la respuesta de los grupos se hará de menor a mayor representación) y tendrá que aclarar hasta qué punto se ha consolidado el acercamiento al PSOE, con el que probablemente al día siguiente firmará con luz y taquígrafos un acuerdo anticorrupción elaborado a partir del decálogo de medidas que Ciudadanos lleva meses defendiendo.
El acuerdo en esa materia es total, pero no así en lo que se refiere al programa económico de Díaz, un punto del discurso de la líder socialista al que se prestará especial atención desde la bancada naranja. En la reunión del sábado en Sevilla entre ambos partidos, a la que asistió el vicesecretario general de Ciudadanos, José Manuel Villegas, se evidenciaron las diferencias en este terreno. No es ningún secreto que las ayudas a Pymes y autónomos y la ruptura del monopolio de sindicatos y patronal en los cursos de formación es ya una seña de identidad de Ciudadanos difícil de asumir, sobre todo en el segundo de los enunciados, para el que no en vano sigue siendo el partido hermano del sindicato UGT.
En el comunicado remitido a los afiliados el sábado por la noche, donde se califica de "histórico" que "el PSOE acepte la separación de los imputados de los cargos públicos firmando nuestro pacto anticorrupción y por la transparencia" se matiza al final: "La aceptación del pacto anticorrupción no implica ningún cambio en el voto negativo sobre la investidura de Susana Díaz. Ciudadanos votará NO. Sólo nos plantearíamos una abstención en la segunda votación [en la que se requiere mayoría simple] si antes de la misma hubiera un compromiso por parte de la presidenta en funciones para incorporar las medidas de reactivación económica y creación de empleo que Ciudadanos ha planteado en la reunión de hoy, ya que de lo contrario el voto seguirá siendo negativo en ésta y sucesivas votaciones".
Albert Rivera es consciente de lo que se juega en el envite andaluz, y está siguiendo al milímetro las negociaciones con el PSOE, como prueba la presencia de su hombre de mayor confianza desde 2006, José Manuel Villegas, en Sevilla. El líder de Ciudadanos ha basado su salto a la política nacional en un proyecto regenerador y responsable, y entiende que esto último no es compatible con provocar una nueva convocatoria electoral en Andalucía, lo que ocurriría si Susana Díaz no obtiene mayoría en la segunda votación. Por eso ha buscado la negociación con el partido ganador de las elecciones, poniéndole desde el principio la línea roja de la renuncia a sus cargos de Manuel Chaves y José Antonio Griñán, expresidentes socialistas de la Junta imputados en el caso de los ERES. Un pulso que ha ganado, como demuestra el compromiso por escrito del PSOE sobre el particular, que el propio presidente de Ciudadanos exigió en declaraciones a los medios el pasado 25 de abril. Su actitud será la misma a partir del 25-M en aquellas comunidades o ayuntamientos donde Ciudadanos pueda tener la llave de la gobernabilidad, siempre bajo el principio de que nunca se entrará en gobierno alguno salvo cuando sea la fuerza más votada.
Antes incluso de las andaluzas del 22-M, Rivera venía advirtiendo: "El que diga que no va a pactar miente a los españoles, porque el escenario que se abre, con cuatro partidos fuertes en vez de dos, es de diálogo, pactos y acuerdos". Ahora, y aun cuando a parte de sus bases pueda no gustarle el acercamiento al PSOE, se ve ratificado en sus posiciones.