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Félix de Azúa: Pablo Iglesias se ha formado en el "botellón y la quema de cajeros"

El mundo sigue girando tras el referéndum de Grecia.

El mundo sigue girando tras el referéndum de Grecia.
Félix de Azúa.

El Mundo dice que "el BCE cierra el grifo hasta que Tsipras haga una oferta". "Merkel y Hollande abren la puerta a que continúe en el euro, pero exigen medidas concretas esta misma semana". El regateo continúa. Dice el editorial que "al mantener abierta la puerta al diálogo, la UE demuestra su determinación en preservar el euro sin expulsar a ninguno de sus miembros" y recuerda que Grecia debe una pasta a Europa y a España "que perdería si los helenos salen del club". Venga ya, chaval, no nos tomes el pelo. Todo el mundo sabe que ese dinero no lo volvemos a ver. "La situación es extremadamente compleja y apunta a la necesidad de una revisión de las normas de funcionamiento del euro (…) La unión monetaria no puede seguir avanzando si no se adoptan las reformas que permitan compatibilizar el crecimiento con la austeridad, el rigor con la solidaridad, lo que exige medidas audaces como la mutualización de la deuda y la revisión del papel del BCE" dice El Mundo podemizado. ¿O tendrá una insolación?

El País va de poli bueno, poli malo y a Merkel le toca el primer papel. Como les cuento. Este periódico está echado a perder. "Europa deja la puerta abierta a una última propuesta de Grecia" mientras que "el BCE aprieta un poco más las tuercas a la banca helena". El editorial se lía a tortas con Tsipras, que "ha sabido construir un relato épico en el que un pueblo heroico se ha opuesto a unos malvados acreedores capitaneados por el FMI, el BCE y Alemania". Pero al líder griego se le ha pasado por alto que ahora habrá un "proceso de ratificación parlamentaria por parte de los demás socios de la eurozona". Vamos, que resulta que hay otros países en la UE, además de en Grecia, donde la gente vota. Democracias, se llaman. Y "en su mayoría son reacios a conceder más ayudas a un país que muchos a estas alturas consideran irreformables". Lo dicho. Echaíto a pederder.

Félix de Azúa le da un buen repaso a Pablo Iglesias por acusar a Rivera de querer subir los impuestos a la sillas de ruedas, una de esas bobadas que le gusta decir para que el entregado público podemita lo repita como papagayos. "Es interesante advertir que un nuevo tipo de político ha hecho irrupción en el exiguo panorama de la democracia española. Un político que suele etiquetarse de populista, pero que en realidad es un demagogo insolentemente cínico. Cuando Iglesias dice que Rivera les quiere subir los impuestos a los parapléjicos sabe que habla para gente rabiosa, ese tipo de político que se ha formado en el botellón y la quema de cajeros. Nunca, ni en los peores momentos de Alianza Popular, habíamos oído argumentos tan estúpidos dirigidos a gente tan estúpida", dice con un cabreo monumental. "Nunca habíamos visto concejales tan zafios como los que han emergido gracias a Podemos". ¿Por quién lo dirá?

ABC: "Europa aguanta el pulso". "La UE insta a Atenas a aceptar la austeridad o salir del euro". Y vuelta la burra al trigo. Esto es peor que el día de la marmota. En el editorial Bieito Rubido se pone diplomático y dice que "aunque nadie desea su salida de la moneda única, es la voluntad de Atenas la que puede decidir el futuro de Grecia de la UE". Hermann Tertsch no está para pamplinas. La UE se formó con los requisitos de tener "buena fe, ser democrático, desear y promover la paz, garantizar la libertad y los derechos humanos y civiles, prometer probidad y honradez en el trato, así como el cumplimiento de los acuerdos y la palabra dada". Y ahora un miembro "comienza a hacer trampas y a ejercer la coacción hacia otros. Y exige y no cumple. Y desprecia la palabra dada y gasta lo de los demás. Y se convierte en un matón que aterroriza y chantajea a los demás".

La Razón arrebata a Merkel su recién estrenado traje de poli buena. "Merkel no cede: exige reformas a Grecia y el BCE congela el crédito". "Varufakis, la ofrenda al Eurogrupo". Qué detalle de Tsipras, oye. Dice el editorial que hay que ponerse duros, que Europa "no puede permitir que se extienda la idea de que los compromisos adquiridos por los distintos socios pueden ser ignorados a base de exacerbar los sentimientos nacionalistas". Está en juego "la credibilidad de la construcción europea, que puede irse al traste, arrastrada por la demagogia de los radicales. Si el precio a pagar es la salida griega del euro, habrá que afrontarlo". Otro que no está para paños calientes.

Hace La Razón una semblanza de "Varufakis, el breve". Se le recordará por "los desplantes, los insultos y lo que no ha salido a la luz (...) Tanto por el cuidado de su figura y apariencia, como por su orgullo frente a los socios, se puede decir que el ego de Varufakis no cabía en una sala de reuniones en Bruselas".

Comparte su simpatía por el exministro griego Marius Carol, director de La Vanguardia. Varufakis es un "tipo con aire de galán posmoderno al que le han buscado semejanzas con Bruce Willis". Yo diría que el domingo, con esa camiseta, recordaba más a Marlon Brando gritando '¡Stela, Stela!', en Un tranvía llamado deseo. "Supimos que era de buena familia, que estaba casado con una artista de éxito y que se paseaba por Atenas con una Harley Davison (...) El acuerdo con Grecia no será fácil, pero la salida de Varufakis es un signo de las ganas de Tsipras de alcanzarlo". Córcholis, Carol, qué inquina. ¿Te ha hecho algo Varufakis?

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