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El lamento de algunos cargos del PP: "El discurso de Rajoy de siempre"

Líderes regionales advierten de que la formación no está en el mejor momento para afrontar una campaña electoral.

Líderes regionales advierten de que la formación no está en el mejor momento para afrontar una campaña electoral.
Rajoy saluda a Cospedal tras su discurso | EFE

Mariano Rajoy aseguró que tendrá en cuenta los ajustes internos planteados el día anterior por barones y militantes de base. En los pasillos, la petición de más democracia interna fue un auténtico clamor. No todos tienen la misma opinión sobre qué hacer, pero creen que hay que hacer algo, y sin demora. "Un militante, un voto", propuso Esperanza Aguirre y se sumó María Dolores de Cospedal. "Un congreso asambleario", sugirió Juan Manuel Moreno, próximo a Jorge Moragas.

"Cambiaremos lo que haya que cambiar", insistió el presidente. Pero ese giro no centró ni mucho menos su discurso, ocupado por su balance de gestión y la advertencia de que todo se puede ir al traste si Podemos, con el soporte del PSOE, se hace con las riendas del país. "Rajoy estuvo en su línea", reconoció un líder autonómico, poco después de concluir la conferencia política. "A estas alturas, nadie puede pretender que se le cambie".

Según Moragas, ahora tocaba el debate, el programa recogerá algunas de las conclusiones del mismo –como la reforma del Senado o la modificación de la ley electoral- y hasta el congreso nacional de 2016 no se plantearán los ajustes orgánicos, para los que hay que cambiar estatutos. "Lo importante es que vamos caminado en ese sentido", defendieron próximos a Rajoy.

Lo cierto es que el viernes, de cuatro a diez de la noche, hubo un debate intenso sobre cuestiones que hasta hace pocos meses eran completamente tabú. Con limitaciones, ya que quienes quisieron coger el micrófono y preguntar o lanzar alguna reflexión tan sólo contaron con un minuto. Destacó el análisis de Cayetana Álvarez de Toledo, que contó con la seca réplica de Soraya Sáenz de Santamaría.

El problema, apuntaron varios asistentes, es que si en la primera jornada se habló de "primarias y cambios", en la segunda Rajoy articuló una intervención que a muchos les sonó más que conocida. "Tenemos que dejar de hablar de lo que hemos hecho en estos cuatro años y plantear qué queremos hacer para que nos vuelvan a votar", en palabras de un veterano. El proyecto "ilusionante" planteado por el ausente José María Aznar o la "batalla de las ideas" que reivindicó Aguirre, que por cierto sigue sentándose junto al líder.

En los pasillos, se aspiró a más y más rápido, pero los tiempos de Rajoy no varían en principio, aunque el formato de la conferencia fue novedoso. Sí que se anunció que el PP presentará en esta legislatura en el Congreso su propuesta de reforma de la ley electoral para facilitar que gobierne la lista más votada. El objetivo es que el resto de formaciones se retraten, habida cuenta de que no hay tiempo para aprobar la norma antes de disolver las Cortes. "Es muy importante respetar la opinión de la mayoría", defendió Ana Pastor, una de las ministras más valoradas por los militantes.

La situación interna del PP

Tanto en público como en conversación informal, el jefe del PP aseguró que ve a los integrantes de las distintas estructuras de la formación con las pilas recargadas y capaces de hacer frente a una precampaña que inició oficiosamente. "Este partido tiene poso", aseveró, mientras hizo un llamamiento a que vendan el relato económico del Gobierno porque, recalcó, es motivo de orgullo.

Si bien, varios líderes locales y regionales pusieron en duda que la formación esté tan bien como considera Rajoy. "El nivel sigue muy bajo y, sin partido, no se gana nada", radiografió un barón autonómico. Algunos de ellos quisieron convocar congresos extraordinarios este verano para tomar impulso, pero Génova prohibió la operación. "El partido puede romperse en estos momentos. Y Rajoy no dice nada", expuso otro alto cargo que recientemente visito la Moncloa. "Estamos con las manos atadas hasta después de las generales", remató.

José Ramón Bauzá, Alberto Fabra o Aguirre pidieron adelantar sus cónclaves, pero la respuesta fue que no. Ellos habrían utilizado el sistema "un militante, un voto" dejando en evidencia a Rajoy, que concurre a las elecciones con el aval del congreso de Sevilla de hace cuatro años. "El partido va más rápido que su presidente, esperemos que no se equivoque cuando dice que va a ganar", resumió un diputado.

De hecho, fueron los vicesecretarios Pablo Casado y Andrea Levy los que, antes que Rajoy, prometieron que se asumirá el compromiso de impulsar la "elección directa" de sus dirigentes, como también la limitación de mandatos y el número de cargos que pueda ostentar un miembro del PP. Soraya Sáenz de Santamaría abogó por situarse "a la cabeza de la manifestación" ante los cambios que exige la sociedad y, según Aguirre, "hay muchas cosas que hacer" por lo que "no hay tiempo que perder".

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