La asociación "Amics del Castell" (Amigos del Castillo) era la entidad convocante y la que ha recibido la negativa del Ayuntamiento, de quien dependen las instalaciones militares de Montjuïc que el Ministerio de Defensa cedió a la ciudad durante el último Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Ni los socialistas ni los convergentes habían puesto pegas nunca a los actos que suele celebrar esta entidad, entre los que era ya tradicional una misa a mediados de julio en recuerdo de las víctimas de ambos bandos de la Guerra Civil. De hecho, se ha celebrado ininterrumpidamente durante 35 años sin causar la más mínima polémica.
Sin embargo, Colau y su equipo no han pasado por alto el detalle de que si el Castillo es de titularidad municipal podían impedir la misa y han reaccionado de inmediato. La celebración religiosa estaba prevista para el próximo domingo 19 de julio en uno de los fosos de las instalaciones, el conocido como de Santa Elena. Según el teniente de alcalde Jaume Asens, de larga trayectoria en la defensa de okupas y antisistema, la misa va contra la Ley de Memoria Histórica. En una nota hecha pública por el Ayuntamiento, se afirma que el Castillo de Montjuïc "es un equipamiento público, abierto a todos, donde se llevan a cabo actividades culturales" y que la finalidad del Ayuntamiento en ese "espacio" es "potenciar su divulgación histórica y su conocimiento y, por tanto, no se considera adecuado para celebrar actos religiosos".
El Ayuntamiento ha instado a los "Amics del Castell" a solicitar otro espacio para la misa y un día que no coincida con el "alzamiento" o días aledaños. El único partido que de momento ha reaccionado es el PP. El jefe de filas del grupo municipal, Alberto Fernández Díaz, ha calificado el veto de Colau de "sectario y malintencionado". Además, ha declarado que "no se sabe qué le molesta más a Colau, que sea un acto de reconciliación de todas las víctimas sin distinción de bandos, que se trate de una misa o ambas cosas a la vez".