Hace cinco meses, y con la excusa del caso del tranvía de Parla, la dirección del PSOE decidió prescindir de Tomás Gómez como candidato y colocar en una de las federaciones más importantes del partido a un hombre afín a Ferraz. La jugada no salió bien y Tomás Gómez se negó a dejar el cargo en una rueda de prensa llena de similitudes con la que este lunes ha dado el hombre llamado a acompañar a Gómez en las municipales y autonómicas, Antonio Miguel Carmona.
Gómez compareció ante los medios arropado por la Ejecutiva de su partido, denunciando, como Carmona, que se había enterado de su destitución por los medios y poniendo en evidencia los problemas internos del partido. Junto a él estaba Carmona, que guardó las formas frente a los aplausos de otros y que sólo un día antes había dicho con rotundidad que ponía "las dos manos en el fuego por Gómez".
"Es una de las personas más honradas que conozco. Sobre todo como amigo ", dijo después Carmona ya con Gómez apeado de la candidatura, en la que sería sustituido por Ángel Gabilondo. Carmona, en cambio, continuó al frente de la suya con el resultado conocido: obtuvo el 15% de los sufragios en Madrid, se convirtió en tercera fuerza en el consistorio y terminó siendo, hasta ahora, el socio clave de Manuela Carmena en el Ayuntamiento.
Dos meses después de los comicios, y tras el cambio en la dirección del PSM, la crisis del partido ha vuelto a estallar. Carmona, como Gómez, no se ha mordido la lengua: del PSOE, ha dicho que está roto, y ha dicho que él no se va hasta que no voten su destitución. Ha habido dardos para todos, por una campaña fallida y también por los pactos con Carmena, que, según ha dicho, estaban dirigidos por Ferraz. Cinco meses después, la situación de los dos amigos, como Carmona ha calificado a Tomás Gómez en varias ocasiones, se ha vuelto prácticamente idéntica.