La llegada de turistas a través de cruceros turísticos no siempre compensa. Ése es el argumento con el que trabaja el Ayuntamiento de Barcelona, gobernado por Ada Colau y la coalición Barcelona en Común, y la razón por la que están estudiando cómo sería posible poner un límite al número de cruceros que atracan en la ciudad y que, según datos de otros años, llevan hasta la capital catalana a más de dos millones de turistas anuales.
Según informa este sábado el diario La Vanguardia, la formación que fue apoyada en las pasadas elecciones municipales por Podemos y otros colectivos ciudadanos de ideología similar recela de este tipo de turistas porque entiende que contribuyen a expulsar a la ciudadanía del espacio público, especialmente de lugar emblemáticos como Las Ramblas.
Esta limitación ya está siendo estudiada en las concejalías de Economía y Urbanismo, de las que dependería la negociación tanto con el Puerto de Barcelona como con los touroperadores, aunque todavía se desconoce si la intención es reducir la cifra actual de cruceros o mantener la misma como tope máximo, según el diario catalán. Además, el ayuntamiento también sería partidario de pactar con las agencias de viajes los recorridos que estos turistas pueden hacer por la ciudad