Los esfuerzos de la Dirección General de la Policía por dotar a todos los agentes de los mejores medios posibles pese a la crisis económica parece que no han llegado hasta Alicante, donde la situación en la que desempeñan su trabajo a diario los agentes del Cuerpo parecen manifiestamente mejorables, tanto en lo que a los medios materiales se refiere como en la situación de las instalaciones en las que desempeñan su labor.
Los policías que prestan su servicio en las unidades de seguridad ciudadana carecen del chaleco antibalas individualizado que ha adquirido en los dos últimos años la Dirección General pero que, o bien no han sido enviados a la capital alicantina o bien no han sido distribuidos. Como solución, en algunos de los vehículos hay chalecos antibalas que se utilizan por turnos, aunque en algunos patrullas ni siquiera hay esa opción.
"Los chalecos pasan de cuerpo a cuerpo con los consiguientes problemas higiénicos que puede causar", denuncian desde Alternativa Sindical de Policía (ASP). "Los mismos son pesados y alguno lleva incluso más de diez años en uso, por lo que se consideran caducados. La pérdida de propiedades de sus materiales de fabricación podrían suponer consecuencias irreparables para los agentes que los llevan en caso de sufrir un ataque", añaden.
A esta falta de material se unen otras como la carencia de guantes anticorte o antipunzón, que sirven para proteger a los agentes en caso ser atacados o tener que reducir a un individuo que porta un arma blanca. Tampoco cuentan con mantas térmicas en los vehículos patrulla ni con cintas para balizar escenarios.
La situación de algunas zonas de las instalaciones de la Comisaría Provincial tampoco son muy buenas. Este verano se ha vuelto a detectar una plaga de chinches en los calabozos, lo que han pagado en su propio cuerpo algunos de los agentes del Servicio de Conducciones y Custodía. Este problema no es nuevo. En 2014 se detectó otra plaga de chinches en esta zona e, incluso, en 2013 se tuvieron que cerrar durante tres días los calabozos por este mismo motivo.
Además, se carece de medios para depositar algunos materiales empleados en el día a día, que terminan en los contenedores que hay en la puerta del garaje. Es el caso, según denuncian desde ASP, del saco para cadáveres que se empleó para guardar el cuerpo en descomposición y descuartizado que se encontró en julio en las lagunas de Rabassa, así como el material utilizado para la autopsia. El hedor que provocó su presencia en el contenedor hizo irrespirable hasta tres plantas de la Comisaría Principal durante varios días.
Precisamente, estos contenedores depositados en las puerta del garaje son un peligro para salud en determinadas épocas del año, cuando el calor aprieta, y también son posible problema para la seguridad de las instalaciones de la Comisaría Provincial, al igual que lo es la ausencia de habitáculos de seguridad o de una barrera de control y paso de vehículos.
Por si fuera poco, el sindicato policial, que obtuvo representación en el Consejo de la Policía en las últimas elecciones sindicales, denuncia que el Comisario Provincial está abriendo expedientes sancionadores a los agentes "bajo criterios subjetivos y desiguales" y que se están utilizando "los sistemas de videovigilancia y otras actuaciones no ajustadas a norma para reprimir, imponer y sancionar" a los policías. Desde principios de año, según ASP, se han abierto 80 expedientes.
Por estos motivos, el sindicato ha convocado un concentración frente a la Comisaría Provincial el próximo 25 de septiembre, a la que también se ha sumado el Observatorio contra la Corrupción, aunque la subdelegación del Gobierno en Alicante quiere mover la misma a varios metros de distancia de la puerta principal apoyándose en el actual nivel de alerta antiterrorista, que está en el nivel 4 de los 5 que hay.