Diez años después de su intervención en el acto público que dio origen a Ciudadanos, Javier Melero es el abogado estrella de Convergencia, el penalista de moda en Barcelona y el titular de la defensa de Artur Mas ante el TSJC por el referéndum del 9-N. Suya es la estrategia de atribuir la ejecución del "proceso participativo" a los "voluntarios" y desvincular así a Mas de cualquier responsabilidad sobre el caso.
El 21 de junio de 2005, Melero subió al estrado del Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB) para llevar a cabo una intervención breve. Era un desconocido profesor de Derecho Penal, pero quería entrar en política y estaba de acuerdo con el manifiesto de los 15 intelectuales que se presentaba en aquella abarrotada sala. Quienes le conocen de aquella época lo recuerdan como un hombre de firmes convicciones antinacionalistas, absolutamente opuesto a la inmersión lingüística y ferozmente crítico con la corrupción política.
Se implicó en la sectorial que agrupaba a los juristas de lo que un año después acabaría siendo el partido de Albert Rivera y ahí se dedicó con denuedo a teorizar sobre programas electorales y estatutos partidarios. Tras no cuajar en el partido, dada la competencia, se volvió a sus clases y a sus asuntos penales.
Ahora es el abogado estrella de Barcelona y quien más frentes judiciales mantiene abiertos. Y de eso se ufana en la página web de su despacho, en la que se puede leer que "Javier Melero ha participado y participa en la dirección ante los Tribunales del Estado (sic) de algunos de los casos más relevantes y destacados de los últimos años".
En la actualidad, Melero representa a Oriol Pujol Ferrusola en el caso de las ITV, al partido en el relacionado con el cobro del 3% en las adjudicaciones y en el caso Palau, así como a Mas en su calidad de presidente de la Generalidad. El teléfono de Melero echa humo, pues todos los imputados de Convergencia pasan por sus manos.