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Rajoy, el opositor optimista

Rajoy respondió en la 1 a las preguntas grabadas por 12 ciudadanos.

Rajoy respondió en la 1 a las preguntas grabadas por 12 ciudadanos.
Rajoy, en un momento de la entrevista | RTVE

La comparecencia de Mariano Rajoy ante las cámaras de la televisión pública para responder a unas preguntas enlatadas nos permitió comprobar que el presidente del Gobierno es el político que mejor encaja en un formato de esas características. Rajoy es previsible, refractario a la estridencia e incapaz de salirse del guion que previamente ha estudiado a fondo, como los estudiantes aplicados en el examen de selectividad. El presidente va a un plató de televisión como un funcionario a la oficina, a resolver un puñado de expedientes que, anoche, encarnaron en los doce ciudadanos españoles cuyas preguntas grabadas le tocó responder.

Mariano Rajoy está convencido de que lo ha hecho bien en estos cuatro años, pero no porque se considere un hombre providencial que nos ha salvado de la ruina a base de golpes de ingenio y jugadas asombrosas, sino porque el tema de la recuperación económica lo había estudiado a fondo y se lo sabía de carrerilla. Rajoy conoce todas las magnitudes de nuestra economía, presentes y pasadas, lo que le permite aventurar también su comportamiento en el futuro inmediato. A cada pregunta sobre problemas concretos replicó con un torrente de datos que apuntala su tesis central: desde que es presidente del Gobierno ha hecho lo que había que hacer, aunque no le gustara, porque además no se podía hacer otra cosa.

El presidente se encuentra muy cómodo en las complejas cuestiones técnicas que lleva aparejado el desempeño del poder. En cambio, cuando se le pregunta por los asuntos conflictivos de la política nacional se incomoda visiblemente, se le activa el tic nervioso del ojo izquierdo y trata de salir del apuro con alguna frase de circunstancias. La corrupción política o la secesión de Cataluña no entran en su temario.

Nuestro funcionario-presidente no se mete en política porque esas cosas no traen nada bueno, por eso se ha limitado a salvar a España de la ruina socialista y las asechanzas de la troika gestionando la economía con pulcritud de tecnócrata. Rajoy es el nuevo López Rodó, con todo lo que eso lleva consigo. Para él la política es un temario y la cita del 20-D unas oposiciones a presidente del Gobierno. A poco que Viri y los niños le dejen tiempo para estudiar aprobará con buena nota. Anoche parecía convencido de que sacará, otra vez, el número uno.

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