Desde que en 1988 el gobierno de Felipe González instituyó la Orden del Mérito Constitucional, decenas de ciudadanos españoles la han recibido, en razón, como señala el decreto, "de relevantes actividades al servicio de la Constitución y de los valores y principios en ella establecidos". Los méritos de la abrumadora mayoría son indiscutibles, aunque sorprenda que se mantenga algún nombre como el del expresidente Jordi Pujol: no solo por lo que hoy sabemos sobre sus decisiones fiscales, sino por lo que desde hace tiempo sabemos sobre su mérito constitucional.
En cualquier caso, Libres e Iguales considera que hay en la lista una clamorosa ausencia colectiva. Es la de significados ciudadanos que durante las últimas décadas han defendido en Cataluña el Estado de derecho y la Constitución de 1978, a pesar de la creciente presión del nacionalismo. Y que han advertido sobre las derivas de ese nacionalismo presuntamente moderado, hoy consumadas en el desafío secesionista.
Ante la cercanía del Día de la Constitución, Libres e Iguales llama al presidente Rajoy a subsanar esta dejación de casi tres décadas. Y así reclama que le sea concedida a Albert Boadella esta distinción, la más preciada para los demócratas españoles. No solo porque Boadella haya "soldado de una manera elegante y radical la falsa grieta entre arte y compromiso", sino también porque "es el símbolo de tantos catalanes comprometidos en el ejercicio de la libertad frente al despotismo de la identidad".