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Dura autocrítica de Ciudadanos: Rivera fue un candidato "demasiado presidencial"

El número dos reconoce que se llegó a la campaña sin propuestas nuevas y que muchos portavoces del partido no saben "enfrentarse a los medios".

El número dos reconoce que se llegó a la campaña sin propuestas nuevas y que muchos portavoces del partido no saben "enfrentarse a los medios".
Albert Rivera, durante la noche electoral del 20 de diciembre. | EFE

Casi veinte días después de obtener cuarenta escaños en las elecciones generales, un resultado impensable hace sólo un año pero por debajo de las expectativas con las que inició la campaña electoral, Ciudadanos ha hecho una autocrítica severa. La Ejecutiva del partido, reunida por primera vez en 2016, ha estudiado las conclusiones preliminares del informe sobre los resultados electorales. Un informe que, según ha reiterado al término de la reunión el vicesecretario general del partido y director de campaña, José Manuel Villegas, "está vivo" hasta que se presente a finales de mes al Consejo General de la formación.

El balance hecho por Villegas, la persona de mayor confianza de Albert Rivera durante toda su carrera política, difícilmente podría ser más duro. Con gesto serio y después de tres horas de reunión, el número dos centrista ha dicho que Rivera jugó demasiado a presidente, para un partido que ni siquiera tenía representación parlamentaria "hemos hecho una campaña demasiado institucional"; que la campaña adoleció de escasa "crítica al Gobierno saliente"; que "no explicamos bien algunos mensajes y propuestas, como la del salario digno" una nueva forma de bautizar al Complemento Salarial, incluida entre las medidas estrella de Luis Garicano; que no hubo actos sectoriales (un hijo y nieto de comerciantes como Rivera no pisó comercio alguno durante la campaña, aunque sí la elitista sede de Twitter); que, en palabras de Villegas, "llegamos sin balas" después de la larga precampaña iniciada a principios de 2015 y, por si fuera poco, que muchos de los portavoces no estaban preparados para enfrentarse a los medios, pues, ha asegurado, "son gente con experiencia en la sociedad civil pero no en la política".

Factores todos ellos que explicarían la bajada de siete puntos porcentuales desde el 21% que llegaron a darle a Ciudadanos algunas encuestas en otoño hasta el 14% finalmente obtenido, si bien es un resultado más que óptimo, como se ha encargado de subrayar Villegas, si se compara con el 3% en intención de voto que las catas demoscópicas le otorgaban hace apenas doce meses.

Preguntado por si algunos de esos fallos se detectaron durante la misma campaña, Villegas ha afirmado que sí, citando en concreto el excesivo juego limpio frente a los ataques recibidos. En el capítulo de factores exógenos al propio partido, el número dos naranja ha señalado el hecho de que Ciudadanos fuese el centro de los ataques "en lugar de otras formaciones que se consideraban más a la baja", en clara referencia a Podemos.

La actuación del propio candidato en los debates televisivos también será objeto de ese informe que el Consejo General, máximo órgano entre congresos, analizará para su validación en unas semanas. Villegas considera que fue ahí donde precisamente se visualizó a un Rivera más "presidente que aspirante".

El éxito en Madrid y la decepción en Cataluña

Menos concreción se observa en el análisis de los propios resultados en sí, particularmente los de Cataluña, que supusieron la mayor decepción la noche del 20-D en la familia naranja que, durante la campaña, alimentó la idea de una victoria en esa comunidad para frenar a Artur Mas y su proceso secesionista.

Villegas explica el descenso en cinco puntos porcentuales con respecto a las catalanas de septiembre en el hecho de que en esas cuatro circunscripciones haya "más competidores, y Ciudadanos no sea opción para el electorado independentista". Deteniendo el microscopio a preguntas de un informador en Nou Barris, lugar emblemático del cinturón rojo de Barcelona que Inés Arrimadas logró teñir de naranja pero en el que Ciudadanos se ha visto superado esta vez incluso por un declinante PP, Villegas ha recordado que allí se impuso Podemos como ya lo hiciera en las municipales de mayo. Reconociendo, de paso, que el éxito en las catalanas, "un resultado espectacularmente bueno", se basó en el mensaje sin ambages frente a los secesionistas frente al de otras opciones, afirmaba de nuevo en referencia a los de Pablo Iglesias, más ambiguas en ese terreno.

Preguntado por lo dual del voto en Madrid, sin duda el feudo donde se logró el mayor éxito, con siete escaños que superaron por uno al PSOE, pero cimentado en un gran resultado en municipios y distritos de alta renta frente al peor resultado en las zonas menos pudientes de la comunidad y de la capital, Villegas ha recordado que es un fenómeno parecido al que se observaba hace una década en Cataluña. El vicesecretario general centrista asegura que, para un partido nuevo, y de centro, es difícil penetrar en determinados lugares donde, explica a modo de ejemplo, "el consumo de medios de comunicación es muy distinto".

Ciudadanos hace por primera vez una autocrítica sin tapujos de sus deficiencias, y lo hace en un año con elecciones en Galicia y el País Vasco, casi seguro en Cataluña y sin descartar unas nuevas generales en primavera.

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