Albert Rivera entró como una tisana tras el huracán de Pablo Iglesias. Incluso comenzó hablando de la Transición, del entendimiento, de concordia, de aparcar conflictos, y pidiendo que los actuales representantes políticos se parezcan "siquiera un poco" a los líderes del PCE, del PSOE, de la UCD de Adolfo Suárez o de la Alianza Popular de Manuel Fraga.
Sin embargo, el líder centrista se ha dirigido a Mariano Rajoy, para decirle que "no es tiempo de decirle que no al Rey, de pereza, de pasar palabra" y le ha pedido que no se quede arrinconado sin sumarse a una reforma constitucional como hizo parte de la derecha política en 1978. "Creo que ustedes tiene que formar parte" le ha dicho al presidente del Gobierno en funciones, al que en el turno de réplica y con Rajoy ausente de su escaño, le ha comparado negativamente con Suárez: "Si la actitud que ha tenido el señor Rajoy con el Rey de España la hubiese tenido Suárez, hoy no tendríamos la democracia que tenemos".
Ha sido en esa inesperada réplica a Rajoy, totalmente fuera del guión, donde Rivera ha endurecido más el tono con el PP, preguntándose si "alguien piensa que Rajoy puede ser el azote contra la corrupción" cuando no ha podido limpiar un partido cada vez más afectado por casos de corrupción. Más tarde, en declaraciones a los medios en el patio del Congreso, el portavoz de Ciudadanos, Juan Carlos Girauta, afirmaba que si la etapa política de Rajoy no había terminado "está muy cerca de terminar", al tiempo que afirmaba la vigencia del pacto con el PSOE para después del viernes, cuando previsiblemente se confirme lo fallido de la investidura de Sánchez.
Dijo Rivera que él no había acudido a dar gritos, ni lecciones morales sino a "trabajar por los españoles". "Tenemos que rehacer el proyecto, pero los 350 diputados que hay en esta cámara, por mucho que se griten y se falten al respeto. Pongámonos a trabajar por los que nos pagan el sueldo".
El líder de Ciudadanos dijo que en el pacto con el PSOE ha buscado "lo que nos unía". Y que "a los que solo saben gritar les vienen tiempos muy oscuros, tiempos muy difíciles. Aquí todos vamos a tener que ceder y no habrá vencedores ni vencidos".
Ciudadanos, señaló Rivera, "podía haberse quedado en un rincón y dejar que se pelearan los demás, pero no lo hemos hecho, hemos bajado a la arena porque nos pagan para solucionar problemas. Hemos venido a eso, a solucionar problemas de los que nos pagan el sueldo".
Además de la mano tendida a Rajoy, al que le ha reconocido aciertos en su gestión de Gobierno como la reducción del déficit público, el discurso de Rivera ha estado plagado de críticas directas a Pablo Iglesias, a quien le ha llegado a decir: "No sé si el ministerio del Interior se lo daría usted a Otegi". Unas palabras que se producen veinticuatro horas después del rifirrafe en las redes sociales entre ambos líderes a cuenta de la excarcelación del histórico dirigente de Batasuna. Además, y ante las críticas veladas del líder de Podemos a Luis Garicano, Rivera ha dicho que prefiere "a un economista de la London School of Economics que a Monedero para hacer un programa económico".
"Como dice mi padre"
Al comienzo de su primera intervención, Rivera ha defendido varias de las medidas contenidas en el acuerdo con el PSOE, para cuyos negociadores ha tenido palabras de agradecimiento. Especial énfasis ponía, con un marcado acento personal, al poner en valor la rebaja de impuestos para los autónomos, que quedarán prácticamente exentos si ingresar anualmente por debajo del salario mínimo. Rivera, que volvía a confesarse "hijo, nieto y sobrino de autónomos", defendía a "esos soñadores" que "como dice mi padre, tienen lo peor de los empresarios y lo peor de los trabajadores". Los padres del líder de Ciudadanos le escuchaban desde la tribuna de invitados, junto a la pareja de Rivera, Beatriz Tajuelo.