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"En el PP ya se han dado cuenta de que los van a desalojar del poder"

Acuerdo histórico: toda la prensa elige la misma foto del paseo Pedro-Pablo. Juan Carlos Hidalgo, fotógrafo de EFE, presidente.

Acuerdo histórico: toda la prensa elige la misma foto del paseo Pedro-Pablo. Juan Carlos Hidalgo, fotógrafo de EFE, presidente.
Pedro y Pablo pasean por la Carrera de San Jerónimo. | EFE

El Mundo está como unas castañuelas. "Sánchez aprovecha la debilidad de Iglesias para activar el pacto". "El líder del PSOE impone a Podemos que acepte sentarse en la mesa con Ciudadanos. Los socialistas ven ahora posible que el partido de Iglesias pueda permitirles gobernar con Rivera". ¿Han perdido la calculadora los de El Mundo en medio del jolgorio? Porque la abstención de Podemos no basta si PP, PNV, ERC y Convergencia -o DyL, como se hacen llamar para disimular que son el partido de Pujol- votan no. Dice el editorial que Pablo Iglesias ha vuelto a abrir el armario de la Nancy, ha guardado el vestido de guerra y desempolvado el de lindo gatito. "Por primera vez en los últimos meses vimos ayer a un Pablo Iglesias flexible y conciliador muy lejos de la arrogancia que mostró cuando compareció con su gobierno en la sombra mientras Pedro Sánchez acudía a su cita con el Rey". Que ir de borde le está costando un montón de encuestas. "Incluso", dice El Mundo, "está dispuesto a renunciar a ser vicepresidente", pobre, con lo guapo que se veía con ese traje. En fin, otra vez será. "Parece claro que Iglesias no quiere correr el riesgo de acudir a las urnas". En sus sueños, cree El Mundo que "no sería imposible que Podemos facilitara in extremis un gobierno de coalición entre PSOE y Ciudadanos, que podrían vender a sus votantes como un gesto de generosidad para desalojar a Mariano Rajoy del poder para luego pasar a la oposición". Parece claro que con la resaca del paseíto se les ha olvidado sumar. Casimiro García-Abadillo explica que no es resaca, que es que "la política española se ha convertido en una serie" y hay que "arrojar un poco de suspense a una trama que comenzaba a aburrir". Ah, que es ficción. Menos mal, ya empezaba a preocuparme. Dice Casimiro que "los flashes saltaron en el momento mágico" en el que Iglesias rasgó el traje de vicepresidente ante las cámaras. "¡Ya teníamos titular! Lo que tiene que aprender Rajoy de este portento de la prestidigitación". ¿Estará sugiriendo a Rajoy que renuncie a ser presidente? "En pleno orgasmo almibarado, Iglesias admitió incluso la posibilidad de reunirse con Albert Rivera… para que C's apoye con su abstención" el gobierno a la valenciana, qué detalle, qué amabilidad, Rivera estará llorando de agradecimiento. Victoria Prego pone orden, que para algo es la jefa de opinión del periódico. "Todo sigue igual", ya lo dice Rajoy. Y amenaza a Rivera para que agache las orejitas, no se le vaya ocurrir desobedecer. "Ciudadanos estaría firmando su sentencia de muerte" si apoya ese gobierno. "Es muy improbable que Rivera esté dispuesto a cometer lo que sería el mayor error de su vida política. El mayor y el último, porque moriría en el intento". Sí, la verdad es que a Rajoy se le ve capaz de matar por conservar la Moncloa. Rivera, ten cuidado.

El País, rotundamente en contra, dice que "Sánchez pide fe en una misión imposible: gobernar con Podemos y Ciudadanos". Rajoy va a enmarcar esta portada y se la va a colgar en la cabecera de su cama. "Rivera prefiere volver a las urnas antes de que Iglesias llegue al poder". Caramba, cómo ha cambiado el periódico del diálogo y el consenso. El editorial dice, muy enfadado, que ya está bien de paripés, que "los protagonistas tienen que enseñar mucho más claramente sus cartas", que ya están tocando mucho las narices. Lo de PSOE-Podemos-Ciudadanos, la vía 199, "sería teóricamente suficiente, pero su único denominador común consiste en desalojar de la Moncloa a Rajoy". Nunca les había preocupado mucho eso a los de El País, ahí se ve la mano de Soraya. En la distancia de los 102 días, ya viejos y cansados de tanto mareo, "se ven con mayor claridad los errores" de los líderes. "Pedro Sánchez nunca debió negarse tajantemente a todo contacto con el PP. Esta situación no tiene salida sin la abstención de uno de los dos grandes partidos, y es eso lo que debería haber negociado Sánchez en lugar de insistir en un acuerdo de izquierdas con una fuerza que, aceptando que merezca esa etiqueta, sería más bien una izquierda arcaica y extrema incompatible con los valores que debe defender una fuerza socialdemócrata, moderna, reformista y proeuropea como tiene que ser el PSOE". Uff, definitivamente anoche Soraya llamó a El País. Y cabreada, por lo que se ve. "El 'ya se verá' de Pedro Sánchez no solo es una confesión de fragilidad, sino que nos deja a oscuras sobre lo que está dispuesto a ceder y con quién pretende realmente gobernar". Ni el mismo Rajoy lo hubiera expresado mejor. Deben estar realmente preocupados en Moncloa para dictar el editorial a Cebrián de una manera tan descarada.

ABC: "Ciudadanos enfría el optimismo de Sánchez e Iglesias sobre un pacto de Gobierno", dicen aliviados. Con más miedo que vergüenza, el editorial se encomienda a la virgen. "O mucho engaña la reunión de ayer entre Sánchez e Iglesias, o todo apunta a que fueron a otro acto más de una precampaña inevitable", por favor, que sea lo segundo, que sea lo segundo. "De momento, nada ha cambiado porque la base de un acuerdo general diseñado en torno a un cordón sanitario contra el PP sigue siendo difusa". Ya empieza a repatear tanto lloriqueo y tanto victimismo. El cordón sanitario se lo hacen ellos a sí mismos. Si es que no quieren jugar nunca con nadie si no mandan ellos. "La pretensión de Sánchez de presidir el Ejecutivo a toda costa es firme, pero necesita que Rivera claudique ante Podemos". Y aquí empieza el amedrentamiento de matón de patio de colegio. "Eso es francamente difícil porque Ciudadanos perdería credibilidad". Que el PP le echaría los perros, como tiene por costumbre, quiere decir. Isabel San Sebastián dice que "Pedro Sánchez busca ser la cabeza de un Frente Popular blando, que incluya a Ciudadanos. Iglesias, un Frente Popular a secas". En cuanto a Mariano, "no está ni se le espera". Ignacio Camacho cuenta que en el PP están acojonados. "Ya se han dado cuenta de que los van a desalojar del poder". Que Rajoy, allá en Moncloa encerradito, "ha sobrevalorado las diferencias de la izquierda y minusvalorado el tesón superviviente de Pedro Sánchez". Y mira que otra cosa no será, pero en tesón superviviente Rajoy es un maestro. Claro que esta vez se le ha escapado un detalle. "En esta ocasión no está en sus manos y por eso puede perder la partida". Que no está tratando con peperos, vaya. "La única opción que le queda depende de Ciudadanos y consiste en que Rivera se desmarque de un acuerdo a tres bandas. Pero la química entre las dos formaciones es mala y el desprecio marianista no la ha mejorado". Así que está a "expensas de un ataque de prudencia de Ciudadanos". Qué tentación, ¿eh Albert?, darle a Rajoy en todos los morros. La cara que pondría, se iba a tragar sus desprecios y sus insultos uno por uno. A ladrar a casita.

La Razón ve en la reunión una "representación para el 26-J", que espera como agua de mayo. ¡Ay!, si se pudieran acortar los días. Dice Marhuenda que no hay peligro, que Pablo "trata de transferir a los socialistas la responsabilidad del fracaso de una alianza". Que hay que ver Pablo, es un máquina, "ha vuelto a sacarse de la manga una buena jugada política para dejar en evidencia al candidato socialista". Y el Comité Federal, bueno el comité Federal, son como Dios para Marhuenda en estos momentos, "había establecido unas líneas rojas" que Pedro nunca jamás se saltará ¿verdad que no? Y así, a dejar "correr el calendario". Y todo gracias a que Pablo "desmonta la estrategia socialista de culparle de frenar el cambio". Esta admiración de Marhuenda por los de Podemos recuerda la fascinación que sienten las niñas pijas por los macarras canallas.

La Vanguardia, en cambio, ve gobierno a la vuelta de la esquina. "Iglesias despeja el camino en busca del pacto con Sánchez". Enric Juliana hace malabarismos para no apearse del burro de su gran centro. "Por primera vez desde el 21-D se vislumbra una posible mayoría de gobierno. El gran centro acentuado a la izquierda. El pacto PSOE-Ciudadanos con incrustaciones de Podemos". Algo así como una tarta de chocolate y nata con trocitos de almendra amarga. Porque, dice, lo que no le gusta es "PSOE-Podemos con incrustaciones de Ciudadanos". Hombre, Enric, eso sería una tarta con cianuro.

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