"Iglesias y Garzón diseñan el sorpasso electoral al PSOE", alerta El Mundo. El editorial va sobre la reunión de Rajoy y Puigdemont. Dice que el presidente catalán presentó a Rajoy "una larga lista de reivindicaciones", típico producto nacionalista. "Entre ellas, figuran la realización de una consulta vinculante sobre la independencia", qué pesados, pero qué pesados. "Lo mejor que se puede decir es que las formas del nuevo presidente de la Generalitat son más correctas que las de Artur Mas", y eso no era muy difícil. "El que nada ofrece a los demás, tampoco puede esperar nada del prójimo. Esa es la respuesta que merece el independentismo catalán".
El País dice que "Ausbanc pagó a varios jueces por participar en sus cursos". Mil eurillos les daba, por esa pasta yo también voy a cursos. Con la lata que ha dado este periódico con el asunto catalán y cuando se reúnen los presidentes le dedica un pie de foto. "Buenas palabras y pocos avances en la reanudación del diálogo". No hay quién les entienda. Eso sí, les da un editorial. Como siempre, se le llena la boca de diálogo. "Aunque es de lamentar que no se produjera avance alguno en las cuestiones más importantes la reunión al menos permitió recomponer el diálogo y restablecer una relación institucional que nunca debió interrumpirse". Rubén Amón no es tan optimista. "El jefe del ejecutivo y el president recurren a las formas y a la hipocresía para disimular su guerra fría". Hay que guardar las buenas formas también en las guerras.
ABC: "Rajoy y Puigdemont se escuchan pero no se entienden". "Puigdemont acudió a la Moncloa para escenificar el conflicto permanente con el Estado, que es lo único que justifica su existencia política como presidente de la Generalitat (…) Mientras el nacionalismo catalán no asuma el fracaso de su apuesta inviable por la independencia, las posiciones del Estado no deben moverse". Mientras esté Rajoy, que pierda cuidado por eso. Isabel San Sebastián fue una de las que vio la dichosa entrevista de Évole a Otegi, así que cuenta con el permiso del periodista para opinar. "Aguanté, conteniendo a duras penas las ganas de vomitar, el discurso chulesco del terrorista, negándose a condenar la sanguinaria trayectoria de sus compañeros de armas, sin que el complaciente interrogador diese por concluido el encuentro ni siquiera tuviese a bien manifestar su repulsa". Hala Évole, echa unas lagrimitas en La Sexta.
La Razón dice que "Rajoy se abre al diálogo con Puigdemont dentro de la unidad de España", o sea, más de lo mismo. "La realidad es que la Generalitat tiene en estos momentos una total dependencia financiera del Estado". Y bien que lo aprovechan. "Si por parte del nacionalismo catalán no hay un cambio de posición que modifique la hoja de ruta para declarar la independencia, es imposible abrir una vía real que reconduzca la situación". Y a Marhuenda le dio ayer un ataque de pánico cuando Homs dijo que Sánchez se le había insinuado. "A los desmentidos que llegan desde el PSOE les falta la contundencia que merece una acusación pública que, de ser cierta confirmaría los temores de que el candidato socialista puede entregarse en manos de los independentistas con tal de llegar a La Moncloa (…) Es preciso que el secretario general socialista, puesto bajo sospecha, rechace sin ambages la insinuaciones de deslealtad". ¡Aparta las manos de la Moncloa de mi Rajoy! A Susana vas.
La Vanguardia es el más optimista con la reunión. "Rajoy y Puigdemont abren un diálogo con límites". "Nuevo talante", dicen tan contentos. "Se mostraron sonrientes y relajados". Dice el editorial que es "positiva la normalización de las relaciones institucionales entre el Estado y Cataluña", pero claro, "atravesamos tiempos tan marcados por la parálisis de la escena política que una reunión como la de ayer ya nos parece algo positivo". Con qué poquito nos conformamos.