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Rajoy: "Votar a Rivera es votar al PSOE"

Entrega su aval a Feijóo y ambos se revuelven contra la "nueva política". "No soy un candidato de laboratorio, me conocéis", destaca el líder gallego.

Mariano Rajoy mantiene a Ciudadanos en la diana. "Votar a Albert Rivera es votar al PSOE", zanjó en Orense, rodeado de jóvenes de su formación, que no dudaron en vitorearle. La estrategia no cambia a pesar del enfado de la formación naranja y de la última encuesta del CIS. Más al contrario, el líder popular se reafirmó en la hoja de ruta: "La campaña no está para hacer amigos", avisó el lunes a barones y altos cargos de su formación.

Con independencia de los datos de la encuesta gubernamental, según la cual el PP bajaría mientras que Ciudadanos sube, el equipo de Rajoy está convencido de que, en esta ocasión, sí llegarán a los 130 escaños, lo que les permitiría afrontar la futura -y compleja- negociación con más tranquilidad. "Ahora, estamos en campaña. Tras el 26J, ya analizaremos la situación", reiteraron las fuentes consultadas. Tal y como avanzó este diario, la dirección nacional estará muy pendiente de la situación en la que quede el PSOE y de si, tras el batacazo que auguran, Pedro Sánchez sigue siendo su líder. En una entrevista en Servimedia, Rafael Catalá admitió sin tapujos que augura un futuro muy "negro" al líder socialista.

Hasta que llegue ese momento, Rajoy no se anduvo por las ramas, y aseguró que votar a Ciudadanos es votar al PSOE. "Estos cuatro meses nos han servido para muchas cosas. Nos hemos enterado que, si quieres votar al PSOE, tienes dos posibilidades, votar al señor Sánchez o al señor Rivera", fueron sus palabras exactas. Aún más, volvió a sacar a colación la reunión negociadora en la que también participó Podemos. "Menos mal que salió lo que salió", añadió, con los suyos ya aplaudiendo.

Para Rajoy, es "importante" no olvidar la fotografía de Sánchez y Rivera, como también aquella en la que participó la formación de Pablo Iglesias. Y, por si cupieran dudas, recalcó que el PP nunca participará en esos "espectáculos". De hecho, criticó "la frivolidad" y "los shows" de la denominada "nueva política". Desde Nuevas Generaciones se sumaron la crítica: “A pesar de que algunos quieran convertir la política en un circo, eres una persona muy grata y estamos muy orgullosos de ti”, le dijo el representante de Pontevedra, tierra de Rajoy en la que le declararon persona non grata.

Rajoy contestó algunas preguntas de los jóvenes, que en ningún momento pusieron en apuros a su líder. Las cuestiones versaron sobre educación y empleo, pero nadie le interrogó sobre la posibilidad de una mayor democracia interna en el PP, por poner un ejemplo. "Estamos en el buen camino", defendió Rajoy ante los suyos, recuperando su promesa de conseguir dos millones de empleo en cuatro años. "No podemos volver atrás. Derogar todo lo hecho sería un error de colosales condiciones", avisó, no sin quejarse una vez más de que se "por sectarismo o razones inteligibles" se haya estado negociando en ese sentido.

Rajoy estaba en Orense para arropar a Alberto Núñez Feijóo, que este fin de semana será elegido formalmente candidato en un congreso que será para él un auténtico paseo militar. De hecho, le entregó su aval, que el sistema que se mantiene vigente en el partido. "No soy un candidato de laboratorio", dijo el líder regional, marcando también distancias con Ciudadanos. "Me conocéis. Soy como soy, con mis defectos", incidió, preocupado –según su entorno- por que "los pocos votos que pueda conseguir" el partido naranja "le quiten la mayoría absoluta".

El presidente auguró que al PP le irá bien en Galicia, y también en el conjunto de España. Previamente, desde Madrid, Soraya Sáenz de Santamaría auguró que, tras las elecciones, habrá rápidamente Gobierno. El propio Rajoy habló de finales de julio. "Los representantes políticos deberían inmediatamente ser capaces de dotar a este país de un gobierno investido", aseveró en la comparecencia posterior al Consejo de Ministros. Mientras, a José Manuel García-Margallo, sentado a su lado, le preguntaron por los debates. "Yo aún tengo hematomas", ironizó sobre su rifirrafe con Oriol Junqueras en la campaña de las catalanas, y emplazó –como todos- a la decisión que tome Jorge Moragas.

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