Todo vale para la propaganda y el enfrentamiento, hasta la "recalificación" de las fechas que hace décadas celebraba el franquismo como hitos del régimen. El 18 de julio es el ejemplo perfecto y el día que tienen anotado en rojo en sus agendas la alcaldesa Ada Colau, el presidente de la Generalidad, Carles Puigdemont, la presidenta del Parlamento catalán, Carme Forcadell y los líderes y dirigentes de los partidos separatistas.
El próximo lunes se cumplen ochenta años del comienzo de la Guerra Civil y para el mundo nacionalista y antisistema es una buena ocasión de desempolvar la historia, manipularla y homenajear, de paso, a "la revolución".
La alcaldía ha ordenado que en todos los distritos de la ciudad se lea el poema Oda a Barcelona, de Pere Quart (Joan Oliver) y se interprete el himno de la alegría de Beethoven, despliegue que comenzará a las 19:30 horas "en conmemoración del ochenta aniversario del inicio de la guerra y la revolución en Barcelona", según reza el aviso municipal. El tríptico promocional porta el texto "jo vull la pau, però no vull l'oblit" ("yo quiero la paz, pero no el olvido) del poeta Màrius Torres y la imagen de una miliciana sonriente.
A la misma hora, pero en el Palau de la Música, el consejero de "Asuntos Exteriores", Relaciones Institucionales y Transparencia, Raül Romeva, invita a un concierto que presidirá Carles Puigdemont. El tarjetón anuncia: "El último ensayo; memoria de los ochenta años de la guerra civil española".
Carme Forcadell no se ha querido quedar atrás y presidirá, a las seis de la tarde, un "homenaje a los diputados y trabajadores del Parlamento de Cataluña que fueron víctimas del régimen franquista".
Así pues, amplio despliegue institucional con ocasión del 18 de julio, del alzamiento y de la revolución. Según el Ayuntamiento, más ampuloso que la Generalidad en este caso, se trata "recordar y homenajear a los hombres y mujeres que defendieron la Barcelona popular e igualitaria, los derechos sociales y nacionales alcanzados y los valores universales de la paz, la democracia y la libertad"
Cabe recordar que en los primeros meses de la Guerra Civil en Barcelona, patrullas incontroladas de anarquistas se hicieron las dueñas del orden público y la "administración de justicia", ante la pasividad de la Generalidad, y procedieron a una represión que se saldó con miles de muertos por su condición de desafectos a la República, religiosos, empresarios, pequeños propietarios y burgueses en general.