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El hijo de Griñán, desquiciado en Facebook por la acusación contra su padre

Anticorrupción pide seis años de cárcel para el expresidente de la Junta por supuestos delitos de prevaricación y malversación de caudales públicos.

Anticorrupción pide seis años de cárcel para el expresidente de la Junta por supuestos delitos de prevaricación y malversación de caudales públicos.
José Antonio Giñán | Archivo

El hijo de José Antonio Griñán está encendido con la acusación donde la Fiscalía pide seis años de cárcel para su padre, que presuntamente prevaricó y participó de la malversación de 483.9 millones de euros. Como si de un revisor jurídico se tratase, Miguel ha cargado en Facebook contra ese escrito con una mezcla de argumentos y opiniones aderezadas con tacos.

"Nadie podrá probar jamás que mi padre se ha apropiado de un solo céntimo de los EREs. Ni él, ni un solo conocido suyo", ha manifestado Miguel Griñán pese a que el Ministerio Público no acusa al expresidente andaluz de haberse embolsado fondos. Entrando en materia, el vástago ha exculpado a su padre para pronunciar su particular acusación contra "una serie de sujetos de la Consejería de Empleo bien identificados" y sobre los que "no tenía responsabilidad jerárquica". Con un nombre en primer plano, el del ex director general de Trabajo, Francisco Javier Guerrero, y otros pocos, los "cuatro golfos" de los que también se acordó el imputado Manuel Chaves.

Tampoco levanta el pie con los jueces. Ni con su investigación basada en "suposiciones". Directamente niega la imparcialidad de los magistrados y ofrece como sustento la comparación con el caso de los papeles de Bárcenas: "¿Cómo es posible que su padre sea responsable y tuviera conocimiento del uso que hacían del dinero público funcionarios que no trabajaban en su consejería, que lo consintiese aun sin beneficiarse de ello y, en cambio, el jefe director de Bárcenas, Mariano Rajoy, que durante años estuvo recibiendo sobres con dinero, no supiera nada de los tejemanejes del tesorero y dirija ahora sus jaurías contra mi padre?".

Enrabietado con el parecer de la Fiscalía, Miguel Griñán reconoce en su perfil de la red social que detesta la política. Que lo hace desde que en 1982 abandonara su hogar y a sus amigos por la trayectoria profesional de su padre. "Hemos pagado un alto peaje por ser hijos de quien somos, una cosa es dar ejemplo y otra muy distinta es ser gilipollas". Un sentimiento que le queda porque, según dice, su progenitor pudo cobrar mucho más fuera de la vida pública. Incluso dentro, aunque se autoimpuso la austeridad "por su sentido de la responsabilidad y de la honorabilidad". Una retribución "escasa" para "tamaña responsabilidad".

Miguel Griñán califica la investigación de los ERE como"la peor de la pesadillas", que "vino a destrozar la vida de mi familia y nos sumió en el miedo y el insomnio". Fiscal, instructor y juez en la misma publicación, no se deja a la "puta política", ni a la "¿justicia?", ni a los medios de comunicación, de quienes ha sufrido "puñaladas".

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